En la década de los cuarentas, la actriz Joan Crawford era vista como no sólo una esposa intachable, sino una madre modelo. Era bien sabido que ella había adopatado a la pequeña Christina, dándole su apellido. Ella fue criada junto con sus otros tres hijos, en un ambiente que, cuando menos hacia el exterior, parecía idílico. Sin embargo, las cosas parecían no ser tan bellas al interior.
En 1978, la joven Christina publicaría el libro Mamita querida, en donde narraba la vida que llevaba en el interior de esa familia. Según lo que dio a conocer, Joan era una mujer muy dulce y comprensiva mientras estaba sobria, pero cuando estaba ebria - algo bastante común, pues años después saldría a relucir su alcoholismo - era especialmente violenta, insultándola de manera extrema, e incluso llegando a las agresiones físicas, al grado de que intentó estrangularla una vez. La escritora mencionó que su adopción su un movimiento publicitario para reforzar su imagen de madre cariñosa, e incluso el proceso con el que llegó a su vida estuvo lleno de irregularidades.
Del mismo modo, Christina mencionó una gran cantidad de romances tanto con hombres como mujere,s y si bien no llegó a ver nada, muchas cosas eran demasiado evidentes para que incluso ina niña de su edad se diera cuenta de lo que pasaba.
Curiosamente, dos de los hijos de Crawford niegan que estas situaciones se dieran en la familia, pero el tercero apoya a Christina, asegurando que Joan se centraba en ella durante sus ataques violentos. Lo cierto, es que la situación siempre ha estado sembrada de dudas, pero al parecer, es muy probable que cuando menos parte de lo que se describe haya ocurrido, pues el alcoholismo de la actriz es un hecho probado. El libro sigue quedando como uno de lso grandes escándalos de Hollywood.