Si algo es bien sabido, es que las relaciones personales entre varones suelen ser algo pesadas, y muchas veces, mientras peor se lleven dos personas, es que su amistad es más cercana. Desafortunadamente, cuando se es una figura pública, muchas cosas que son perfectamente aceptables en privado se vuelven impensables en público. Este fue un pequeño detalle que Sean Penn olvidó durante la pasada entrega de los Oscares, en la que, al anunciar al ganador de mejor película, dio un vistazo al sobre y murmuró "¿Quién le dio a este hijo de perra su tarjeta verde?". Si bien en ese momento Iñárritu estalló en una sincera carcajada, el resto del público no se lo tomó con mucho humor, y todas las redes sociales se llenaron de comentarios en donde literalmente lo estaban destrozando. De poco sirvió que el director aclarara que llevaban una amistad de años, y que eso le parecía gracioso. Penn fue literalmente hecho pedazos en la ceremonia.
El problema aquí fue, como dijimos en un principio, es que las bromas entre cuates deben de quedarse así, entre cuates. Incluso entre amigos que se llevan pesado, saben que frente a la familia o las parejas de los otros, tienen que guardar una cierta mesura. Y si eso es en ese nivel, cuando te están viendo literalmente millones de personas, se debe de andar con más cuidado. Quizá lo más curioso de todo este escándalo es que, si supieran como le dicen a Iñárritu en México, de racistas no nos bajarían.