Hasta antes de la década de los sesentas, los policías del cine y la televisión eran ciudadanos modelos, éticos y respetuosos. Si bien hubo antes algunas excepciones, 1971 marcó el cambio con la aparición de Dirty Harry, un agente policiaco muy dado a pasar por alto las reglas, pero como él mismo mencionaba, obtenía resultados. Es curioso que esta cinta haya significado la consagración de Clint Eastwood, considerando que él tomó el papel tras de que muchos de los actores más reconocidos lo rechazaran. La cinta no sólo fue un éxito y generó tres secuelas más, sino que inició el subgénero del testosterone movie de los setentas, y convirtiendo al personaje en un arquetipo cinematográfico. La frase que el personaje menciona en la película, por otro lado, se volvió una de las clásicas de la cinematografía: Do I feel lucky? Well, do ya, punk?.