Heriberto Yépez contra la Tele-visión o el filósofo contra la caja idiota.

| |

La cámara es la única neta. Toda verdad será videoverdad o no será. Heriberto Yépez

Tumbona Ediciones presenta una serie de pequeños ensayos sobre aspectos diversos de nuestro tiempo. Autores destacados que tienen algo que decir en contra de la alegría de vivir, la originalidad, o los no fumadores, -del que ya hablamos un poco en no fumar.net- hoy nos ocuparemos de uno escrito contra la tele-visión, cuyo autor es Heriberto Yépez. 

Este último llegó a mis manos como obsequio (Gracias Diego!) y de pura vista, con la lectura de la contraportada me pareció interesante, ilustrador, divertido y provocador. Un libro de bolsillo que parece muy seductor algo así como una extraña mezcla de erudición y simplicidad, amor a primera vista, dirían algunos, tentación y curiosidad dirían otros.

Y es que uno pensaría que 59 páginas son muy poco espacio como para abordar un asunto tan complejo, - la misma portada anuncia que se trata de una puntillosa crítica de la razón mediática que ha lobotomizado al mexicano. Y sí que lo es. El ensayo comienza exponiendo el fin de la metafísica y el inicio de la tele-física. Más allá del hommo videns, hay toda una transformación de la conciencia de sí mismo cuando no yace consigo. El vocablo se separa porque no alude a la televisión como el aparato mismo o un fenómeno determinado; la tele-visión es una concepción de lo lejano, pero presente. Y la verdad es que Yépez lo hace parecer como algo hasta fantasmagórico. Una idea del más allá y nuestra interacción con ello a través de la pantalla.  

Una vez acotado el concepto, la segunda parte se aboca específicamente al caso mexicano, y a la manera en que esta tele- visión ha terminado por convertirse en algo tan poderoso e influyente para nuestra indioscincracia.  Yépez no tiene para ello compasión, ni otorga concesión alguna: nuestra cultura mediática se ha convertido en el renacimiento de lo kitch, un populismo visual llevado al extremo, o como lo expresa el autor en sus propias palabras: Un elogio de lo jodido.  

Y le toca a todos y a todo: las dos televisoras compitiendo por ver quien hace la televisión más populista, melodrámatica y lastimera. De la telecomedia al reality show, no hay manera de escapar a esta búsqueda de la verdad y lo auténtico a través de nuestras tragedias y mediocridad.  

Interesante, agudo, veraz. Una lectura altamente recomendable, aunque sea para tener sólidos argumentos para explicar porque uno no ve Mujeres Asesinas o el Show de los sueños, aunque – eso si- advertimos que  tan revolucionarias ideas pueden no ser bien recibidas en medio de alguna tertulia familiar. Que conste.