Historia de las salas cinematográficas II: Las Salas multi-usos

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Tras del éxito de las linternas mágicas a mediados del siglo XIX, los empresarios vieron las posibilidades del nuevo medio, y la aparición de las primeras películas verdaderas hicieron que más de un visionario encontrara como sacarles partido.

Durante toda la década de los 1880s, el cine dejó de ser un espectáculo para personas acomodadas, y comenzó a popularizarse rápidamente. Durante esos años, solían presentarse en casas particulares de ricos o nobles, pero algunos empresarios avispados comenzaron a ver sus posibilidades comerciales. Usualmente, se usaban bodegas o casas grandes, dónde se podían reunir a lo más unos 20 o 30 espectadores. Pero dado que las cintas nunca duraban más de 15 minutos, podían transmitirse de manera frecuente, cuando menos lo que permitían los proyectores de esa época, que se calentaban con frecuencia.
Para 1895, un empresario alemán de nombre Ludwin Schuch vio las posibilidades del nuevo medio, tras de que el cineasta Max Skladanowsky le ofreciera una muestra de su trabajo. Él crearía el concepto de la sala multi-usos, que explotaba muchos conceptos de la época. El Berlin Wintergarten Theater estaba diseñado para presentar obras teatrales, espectáculos de variedades, proyecciones cinematográficas e, incluso, hasta espectáculos circenses.
La idea se popularizó rápidamente por Europa, y muchos empresarios adaptaron sus propios teatros para esta función, haciéndose muy populares. Las películas eran aún muy cortas y escasas para que se justificara comercialmente una sala exclusiva para los mismos, pero las cosas cambiarían en menos de diez años.