Historia de las salas cinematográficas III: Los nickelodeons

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Para 1905, existían ya suficiente cantidad de películas en circulación, como para que pudieran existir salas cinematográficas capaces de subsistir exclusivamente de proyectar las mismas, además de que el público ya se había habituado a las mismas, que dejaron de ser una novedad para ser un entretenimiento más popular. Sólo fue cuestión de tiempo antes de que los empresarios se percataran de las posibilidades que este nuevo entretenimiento traería.
En 1905, los hermanos David y John Harris abrirían en Pittsburgh el llamado Nickelodeon, que era un pequeño espacio para proyectar películas. El nombre se creó combinando el níquel, que era el nombre de la moneda de 5 centavos, con Odeon, un término griego para los teatros pequeños. El secreto del negocio era el proyectar una misma cinta en varias ocasiones durante el día, de modo que, a pesar del poco costo de las mismas, las ganancias eran considerables.
Muy pronto, la creación de los Harris se hizo extremadamente popular, por lo que varios empresarios siguieron su ejemplo. Y dado que nunca se les ocurrió registrar el nombre de su local, comenzaron a aparecer locales con ese nombre por todo Estados Unidos. Pero por otro lado, nunca se preocuparon por ello, pues el negocio era lo suficientemente grande como para que varios pudieran repartirse el pastel.
Los nickelodeons compitieron duramente contra los multi-usos, que acabaron ya sea especializándose, o retirándose del negocio. Este tipo de salas serían las más populares desde ese año hasta mediados de los veintes, en que el mercado exigiría un nuevo cambio.