I Am Not Your Guru explora fragmentos de la razón en la industria emocional

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Sería fácil juzgar a Tony Robbins en su apariencia, apenas en explorar la industria en la que trabaja. Es probable que Robbins haya sido uno de los pioneros, pero, ciertamente para 2016, la palabra auto-ayuda resuena: como esperanza para algunos, y ridiculez para otros, incluso si las intenciones de aquellos que sueñan las palabras podrían ser opuestas. Robbins tiene un cierto nivel de conciencia sobre esto, y según él, su seminario estrella, A Date With Destiny es todo menos "otro estúpido programa de autoayuda". Aunque, para diagnosticar eso, habría que ver cuántos programas de autoayuda suceden en una semana y a un costo inmenso, y la vida material que sus dueños sacan de los eventos, entre un best-seller y el otro.

El documental explora a Tony Robbins, a través de su seminario más popular
El documental explora a Tony Robbins, a través de su seminario más popular

Quizás I am Not Your Guru, documental en Netflix sobre la trayectoria de Robbins y exploración de su seminario más reciente, sea un intento por diferenciar. Pero al final, eso será decisión del expectador. Aunque Joe Berlinger (el director) parezca, por momentos, indagar en el pasado de Robbins y encontrar motivos por la aparente sensibilidad que conlleva a su éxito, no saca mucho. En parte, porque Robbins no parece dispuesto a explorar misterios que quizás no existen: desde muy joven supo que podía "conectar" con la gente, y los traumas de su infancia (aunque poco explorados en detalle) lo llevaron a hacer eso mismo con cuantas personas pueda, a 4000 dólares por cabeza. Esa es una perspectiva que se puede sacar de la dirección "mosca en la pared" de Berlinger, pero precisamente por esa elección hay un balance. Si, Robbins es un aparente millonario. Si, su seminario podría ser el equivalente de 2 o 3 años de psicoanálisis en menos de una semana. Pero también, si, Tony Robbins es exitoso y si, conecta con la gente. Ello se demuestra en una escena donde uno de los miles de asistentes al seminario narra su trauma, y Robbins, tan lleno de lagrimas como la narradora, le propone reiniciar su vida.

Aunque el documental intenta explorar los orígenes y motivos de Robbins, nunca llega a mucha profundidad en aquel aspecto
Aunque el documental intenta explorar los orígenes y motivos de Robbins, nunca llega a mucha profundidad en aquel aspecto

Mientras esto sucede, un ingeniero de audio en el enorme foro donde miles vienen a plantear y reaccionar a Robbins, comienza a subir el volumen de una canción intencionalmente sentimental, y 24 horas más tarde, la misma víctima está transformada en todo aspecto posible y habla de las maravillas de Robbins, quizás más cuando es su aprendiz oficial. El poder de convicción es así de grande, e incluso termina afectando al propio documental, que pasa de ser una mirada potencialmente escéptica, a un enorme vídeo promocional con distribución exclusiva en Netflix. ¿Relato racional, ejemplo de la industria emocional, o inspiración para la siguiente obra de Chuck Palahniuk? Es tema de elección y sensibilidad.

Pero una cosa si queda clara de I am Not Your Guru: guste o no, puede poner a reflexionar. Para los más dudosos pero inteligentes, es un buen pretexto para preguntarse cosas sobre su propia existencia, y los mecanismos de prioridad y relevancia que a veces se utilizan en relación a áreas emocionales. Robbins señala esa falta de proporción como un problema grave de la sociedad actual, y tiene un pedazo de razón. Pero yo sólo tuve que pagar mi subscripción de Netflix para llegar a ese punto.