Interestellar: Nolan lleva el cine épico a la ciencia ficción

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Llega a las pantallas de todo el mundo la esperadísima superproducción de Nolan, y llega con gran éxito de aceptación entre la crítica, y pobre valoración por el publico. ¿A qué es debido esto?. Probablemente, habría que indagar un poco en la extraña relación con las salas que tiene el prolífico director londinense.

Decimos extraña, porque en efecto lo es. Nolan acostumbra a intercalar obras personales y complejas como pueda ser Memento o Origen (Inception), con otras que a priori suponen más ligereza en sus argumentos como su trilogía sobre Batman. Lo que en unas ocasiones da al público, en otras se lo quita y viceversa y no es extraño ver a espectadores que tienen en alta estima El Caballero Oscuro (The Dark Knight) y que no comprenden como ese mismo director puede firmar una obra tan retorcida como la anteriormente mencionada Memento.

Sin embargo, si algo tiene Nolan es que maneja a la perfección el ritmo de sus películas, una habilidad no demasiado extendida, lo que le permite tomarse el tiempo que necesita para contar la historia que quiere.

Con todos estos elementos encima de la mesa, podemos comenzar a analizar Interestellar con cierta perspectiva. En primer lugar, la obra tiene marchamo detallista. Esto es, es necesario prestar atención hasta al mínimo elemento para poder hacerse cargo del desarrollo completo de la cinta. En segundo lugar, resulta un ejercicio sobre la Ciencia Ficción con mayúsculas. En otras palabras, mediante el visionado de la película, podremos rescatar todos, y hay que hacer hincapié, absolutamente todos, los elementos que caracterizan a ese género tan incomprendido. No existe un sólo palo que no toque, y además, la mezcla no resulta una amalgama forzada, como sucede a menudos en este tipo de ensayos cinematográficos. Si no que coexisten entre sí, en un delicado equilibrio, tal y como si nos encontráramos contemplando un enorme cuadro que se prolonga por toda su duración.

Nuevo poster Interstellar

Pero lo más importante de Interestellar, no es lo que hace con los elementos que ya existen. En efecto, la historia del cine se nutre a menudo de estas sentidas revisiones personales. Sin ir más lejos, podríamos tener en mente la más que excelente Moon, de Duncan Jones, construida en base a referencias igualmente equilibradas y que supone un paseo excepcional por el cine de ciencia ficción. ¿Qué es entonces lo que hace que Interestellar pueda ser considerada como una de las obras cumbre del género?. Bueno, una primera y rápida respuesta podría ser el presupuesto. De hecho, la realidad es que ha sido necesario que dos monstruosos estudios, Paramount y Warner se juntaran para llevarla a cabo, cada uno aportando un bueno bocado en esta arriesgada apuesta. También podríamos hablar de las interpretaciones, y es que Matthew McConaughey parece haberse quitado de forma definitiva de encima el cliché de actor de comedia romántica y se ha revelado en los últimos años como uno de los actores con mejores registros, puestos todos ellos al servicio del que con permiso del gran Scorsese, es el director que mejor partido saca de la interpretación de su elenco. La verdad es que McConaughey eclipsa interpretativamente a pesos pesados del celuloide como es nuestra querida Jessica Chanstain o como es el veterano Michael Kaine... pero la verdad es que el actor texano atrae sobre su papel todo el peso de la película, y es algo que se agradece.

Entonces, ¿qué hace diferente a Interestellar?. La respuesta es la épica, entendiendo épica como esas películas, últimamente dejadas de lado, que abarcan muchos años, si no generaciones, de familias, políticos o incluso militares. Hablamos de películas como Lo que el Viento se Llevó (Gone With the Wind), como Doctor Zhivago, como Gigante (Giant), o incluso como aquellos entrañables peplum de Anthony Mann, tal pudiera ser Cleopatra o La Caída del Imperio Romano (The Fall of the Roman Empire). Son películas que narran una saga a lo largo de muchos años, donde vemos a sus protagonistas vertebrar una historia generacional. Haga el lector la prueba, y recuerde la última película de cine épico que vio en una sala. Si tiene suerte, lo conseguirá retrotrayéndose a la niñez.

Pues bien, eso es Interestellar, es la reivindicación del cine épico en un entorno donde nunca antes se había hecho (tal vez alguna serie B como La Ultima Generación) y ese es el verdadero aporte de la película. Prepárese el espectador para volver a ver esos larguísimos actos (excepcionalmente bien diferenciados en la película) que viéramos en lo que se viene a llamar "Cine de Romanos", para ver la evolución de una familia, separada por miles de años luz a lo largo de las décadas y todo pivotando en torno a una hermosa relación paterno-filial que carga de sentimiento un film que como no podía ser de otra forma, dura casi tres horas.