Corría el año 1993. Era un blockbuster de taquilla, “Los 3 Mosqueteros”. Sonaba en todos los radios y lideraba todos los rankings, el tema principal de esa película: un pastiche meloso de Bryan Adams, Rod Stewart y Sting: “All for love”. Consultado por este suceso, Robert Smith (líder de The Cure) opinó: “debe estar muy mal la música para que esta canción le guste tanto a la gente”.
Rescato este comentario del buen Robert, y dejo uno mío: “debe estar muy mal el cine para que JUNO gane el Oscar a mejor guión original”. Y no quiero que se malinterprete lo que acabo de decir. JUNO es una buena película, con un buen guión y buenas actuaciones. ¿Quién me entiende entonces?
Voy a intentar explicarme. Ellen Page (la actriz que personifica a Juno) está hermosa, maravillosa y chispeante. Dan ganas de que sea la madre de tus hijos (por supuesto, cuando cumpla su mayoría de edad). El problema, a mi juicio, está en sus diálogos: están, como diría, demasiado bien escritos, con una ironía y acidez a tope en el 99% de sus líneas. Y ahí es cuando la película naufraga en una contradicción. Porque se viste de ropas indie (una producción barata - historia de famila de clase media baja, con un problema normal - soluciones humanas – música sensible de fondo con guitarritas de y sonando como Belle & Sebastian), pero pregona un discurso demasiado barroco, que prefiere los fuegos artificiales verbales a dejar reposar la trama en actuaciones más simples y humildes. Para disfrutar guiones originales (más originales) que Juno no hay que ir muy lejos: les recomiendo Little Miss Sunshine, Crash y Garden State.