Como ya habíamos mencionado en ocasiones anteriores, uno de los grandes problemas al momento de filmar es el conseguir una toma regular y sin movimientos bamboleantes. Si bien la steadicam soluciona actualmente muchos de esos problemas, el recurso más usado anteriormente, y que incluso ahora sigue siendo parte de cualquier equipo de grabación, es la llamada cámara dolly.
A pesar de su nombre, la dolly no es una cámara como tal, sino un dispositivo con ruedas que permiten mover la cámara de una forma suave y regular, logrando además una gran capacidad de movimiento. Si bien algunos sistemas pueden rodar por sí mismos sin problema sobre una superficie lo suficientemente plana, en la gran mayoría de las ocasiones se coloca un riel, tanto para asegurar una translación suave, como para que la trayectoria sea tal y la que espera el director.
La forma más sencilla de este aparato es un soporte de tres ruedas, que puede ser manejado por el mismo camarógrafo. Pero para los equipos profesionales, es una carretilla completa, que cuenta además con un dispositivo hidráulico que permite subir o bajar la cámara de acuerdo a las necesidades de la producción. En ese caso, existe un operador independiente para el aparato, que es llamado el dolly grip.
La dolly sigue siendo mucho más precisa y fácil de controlar que la steadicam, aunque es muy lenta para las tomas de acción. Por tanto, ambos dispositivos suelen utilizarse en las filmaciones, dependiendo de cuales sean las necesidades de la toma. No resulta raro que, para algunas escenas determinadas, se utilicen las dos de forma combinada, lo que logra un efecto muy realista.
Como podemos darnos cuenta, la realización de una película requiere de varios talentos, aunque no todos se den a conocer de manera notoria.