La cara de un cine

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Piensa en un cine. Sí, un cine al que este fin de semana fuiste a ver una peli. Por lo general te viene a la mente un Cinemex o un Cinépolis completamente ordinario. Tal vez tengas en la mente algún cine de arte un poco más chiquitín o de plano la Cineteca pero pensando en la imagen que tienes de un cine la más común es un conjunto de salas dentro de un centro comercial en donde por lo general hay pantallas de TV con los horarios y varios pósters de pelis alrededor de la cafetería. Es muy raro pensar en un cine que esté fuera de un centro comercial. Por lo menos no es lo que te viene a la mente de primer golpe.

Recuerdo los cines cuando era niña. Eran estos graaaaandes edificios dedicados exclusivamente a pasar películas. Por lo general, sólamente tenían una sola sala que era enorme. El que quedaba cerca de mi casa era el Cine Futurama, que abrió sus puertas en 1968. Era de esos edificios muy elegantes en los que la sala de proyección era gigante y tenía adornos sofisticados. Tenía dos pisos y la pantalla era enorme. La entrada costaba 6 pesos por persona. Era muy emocionante para mi subir al piso de arriba pues si te asomabas hacia abajo podías ver desde bastante altura las butacas de la gente de abajo.

Hoy esos cines han desaparecido casi en su totalidad. Quedan algunas excepciones como el cine Teresa, ubicado sobre eje Central pero ahora sólo proyecta pornografía. Recuerdo algunas salas de cine clásicas como El Palacio Chino que abrió sus puertas el 29 de marzo de 1940. Alrededor de 1945 tenía 4000 asientos repartidos en dos niveles y espacio para una orquesta. Era tan grande que incluso en ocasiones fue usado como teatro para eventos musicales. Yo recuerdo haber ido de niña y haberme quedado impresionando con la decoración de su interior tan exótica para mi en aquel entonces. Otro de los clásicos de mi infancia fue el Cine Lindavista. Tal vez no hayas oído hablar de él pero fue muy popular y aún lo es... de otra manera. Se inauguró el 25 de Diciembre de 1942 y constituía, junto con el cine Lido de la Colonia Condesa, una serie de cines de lujo. Era maravilloso verlo pues desde fuera resultaba espectacular con su estilo neo-clásico. Si aún no ubicas el cine del que hablo mencionaré un detalle: era el del castillito de Disney. Infinidad de veces fui a ver películas animadas a este cine. Me emocionaba pensar que había princesas escondidas en las torres del castillito. Hoy en día, este mismo recinto es el Santuario Nacional de San Juan Diego desde el 31 de julio de 2002. El mismo Cine Lido fue después llamado Bella Época y ahora es la librería más grande de México bajo el nombre de Centro Cultural Bella Época.

Las caras de los cines han cambiado. Han dejado de ser esos edificios elegantes y grandes donde se proyectaba una súper función estelar. Ahora son una extensión de los centros comerciales donde las opciones para ver diversas películas es grande. Pienso en ellos y siento algo de nostalgia.