La Chica Danesa podría verse como un ejemplo más en la creciente presencia de obras sobre la transexualidad. Y aunque la cinta de Tom Hooper sigue ese propósito, también explora otros temas con notable interés y oportunidad de reflexión.
La cinta se enfoca en Gerda Wegener (Alicia Vikander) y su relación con Einar Wegener (Eddie Redmayne), su esposo, quien, durante el transcurso de la cinta, se convierte en Lili Elbe, pionera del movimiento transgénero. Hooper y la guionista Lucinda Coxon (que a su vez se inspira en la novela de David Ebershoff) exploran el impacto de la transformación en el contexto histórico (1920, entre Copenhague y París), pero ello es apenas un detalle a comparación de los otros temas que la cinta abarca.
La Chica Danesa es ante todo sobre la relación entre Gerda y Lili, y es aquí donde Hooper y Coxon encuentran innovación narrativa. El matrimonio es un escenario común en el mundo del cine, yendo desde el ideal perfecto para los enamorados a un contexto de tortura y destrucción (como en la excelente La Guerra de las Rosas) En el caso de La Chica Danesa, hay dos elementos que resaltan por su consecuencia: La interacción entre Gerda y Einar es entrañable y entretenida como resultado de la libertad individual que reside dentro de ambos, especialmente en Gerda, durante la primera mitad de la historia.
La cinta de Hooper no sólo es sobre una pareja que atraviesa una transición importante, es sobre una pareja de artistas. La Chica Danesa trata el tema sin cliché o exaltación, observando a los Wegner en el rutinario trabajo de pintar, y cómo su oficio es un acto de liberación y de juego, el mismo juego que empuja a Gerda a usar a Einar como modelo, creando - en broma - lo que se acaba convirtiendo en Lili. Aunque Redmayne haya sido foco de atención durante el desarrollo de la cinta por su transformación femenina (que resulta notable, gracias al departamento de maquillaje y el vestuario de Paco Delgado), Vikander y Gerda acaban empujando la trama, previendo incluso un conflicto más denso que el de su aparente protagonista.
Mientras que Einar sufre por encontrar su identidad, e intenta sobrevivir en ella caracterizado como Lili, su objetivo es claro: debe cambiar (cosa que logra cerca del final de la cinta, con una serie de operaciones) Gerda, mientras tanto, debe encontrar una nueva vida, y la transición no es fácil. Sus cambios de humor de una escena a la otra podrían resultar inicialmente inverosímiles, y sin embargo, también tienen un aspecto realista: La transformación de la conciencia y el estilo de vida no es para nada lineal, y Vikander lleva la transición de forma extraordinaria, especialmente durante una escena donde le exige a Lili el regreso de verdadero esposo.
La Chica Danesa está haciendo un fragmento de historia: es otro ejemplo de muchos necesitados en el reconocimiento de la comunidad transgénero, y amplia la versatilidad actoral de Redmayne (Falta ver si ello, y la potencial corrección política de los Óscares sirven para derrocar a Leonardo DiCaprio) Pero la historia que cuenta es todavía más interesante que su contexto exterior. Si bien la trama puede ser ocasionalmente desconcertante en su velocidad, el tema a su alrededor - el retrato de un matrimonio - es astuto, y con suerte, punto de partida para otras historias que lo exploren.
Manuel Cruz
@cruzderivas