Cuando se da una crisis de cualquier tipo, se presenta lo que los sociólogos llaman el Efecto Escape, en donde la gente gasta más en entretenimiento y ocio, precisamente para liberarse de la carga. Sin embargo, en esta ocasión las cosas no parecen ir por la misma dirección, pues Hollywood está comenzando a resentir el particular momento económico. Esto se debe a que, a diferencia de otras épocas, el cine no vive ya de taquilla, sino de publicidad, y muchos de los grandes patrocinadores están recortando presupuestos con una velocidad asombrosa, y ésto está afectando muchísimo a los estudios. Por otro lado, tienen el dilema que, para no caer en una recesión peor, necesitan más audiencia, y eso significa mayor presupuesto. De una u otra forma, los grandes estudios parecen estar en un callejón sin salida, lo que curiosamente pone a los independientes en una clara ventaja.