A pesar de que se había hablado de una huelga por tiempo indefinido, y que se temía ya lo peor en cuanto a las consecuencias para la industria cinematográfica hindú, la misma terminó después de unos cuantos días, sin que ninguna de las producciones se vieran dañadas. Las empresas aceptaro limitar las horas de trabajo a 12 por día, a utilizar exclusivamente trabajadores sindicalizados y a revisar los pagos de las diversas producciones. Las negociaciones fueron tan rápidas que prácticamente no hubo oportunidad de hacer un seguimiento de las mismas.