La Ley de Herodes. Lo que nos dejó la Revolución...

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La Ley de Herodes, México (1999)

  • Dir. Luis Estrada
  • Reparto: Damián Alcázar, Pedro Armendáriz Jr, Leticia Huijara, Delia Casanova, Isela Vega, Manuel Ojeda, Juan Carlos Colombo, Ernesto Gómez Cruz, Salvador Sánchez, Evangelina Sosa.

[rating:5/5]

La Revolución Mexicana -la primera gran revolución social del siglo XX- es hoy para los mexicanos más un mito que un verdadero referente histórico. Y no porque no represente un momento particularmente importante en la construcción de nuestro México contemporáneo, sino porque la visión que quedó en el imaginario colectivo es mucho más idílica que fiel a la verdad histórica.

En este proceso, las construcciones culturales acerca de la revolución y sus protagonistas fueron revestidas de un heroicismo más de cartón que verdadero. La cruenta lucha que dejó al país sumido en las enfermedades, el hambre y la pobreza - además de la muerte de casi un millón de personas- queda registrada en el cine en la romántica unión de pistoleros con "entronas" soldaderas. Dentro del cine mexicano, la Revolución Mexicana es todo un género, contruido para el enaltecimiento de nuestros héroes, con historias que van del romance al drama, enmarcadas en tomas muy hermosas de nuestro México rural, pero con muy poco sustento histórico verdadero.

Y si el asunto político es poco tratado en el cine, es todavía más raro hablar de la herencia revolucionaria en este rubro en particular. Algunas películas lo intentaron como La sombra del Caudillo (1960) que sufrió la censura y solo pudo ser proyectada muchos años después. Y es que en realidad ¿qué podría decirse de la clase politica emanada de la revolución institucionalizada? nada bueno, ni entonces ni ahora.

En este sentido, La Ley de Herodes  es un valiente proyecto escrito y dirigido por Luis Estrada, que  constituye una de las mejores críticas políticas cinematográficas que hemos visto. La historia se ubica en  1949, durante el sexenio del presidente Miguel Alemán, el presidente priísta que quizó modernizar México mediante el modelo de sustitución de importaciones. En ese entonces, el corrupto alcalde de San Pedro de los Saguaros es linchado y decapitado por los indígenas que habitan el lugar. Corren tiempos electorales y el gobernador no está dispuesto a ver peligrar su posición por un escándalo político, por lo que ordena a su secretario de gobierno, el licenciado López, que nombre un nuevo alcalde para San Pedro. López decide que el más indicado es Juan Vargas, un inofensivo y fiel miembro del partido que seguramente no será tan corrupto como su antecesor.

Por la historia corren un sinfín de símbolos de nuestra clase política, tan corrupta y arrogante que nunca habla con el pueblo. En toda la película, los indígenas no profieren palabra alguna, el pueblo es mudo. Solamente deja ver su descontento cuando se llega al límite de su resistencia: linchan al presidente en turno, para que el generoso gobierno les mande a otro igual o peor.

El pequeño pueblo es además un escenario micro de las acendradas luchas entre partidos, iglesia, empresarios. Y Vargas, a pesar de llegar con propósitos diferentes, termina por entender la consabida frase: que te haga justicia la revolución. La comedia sube de tono, del humor casual, al negro, al drama, para finalizar en la tragedia: nuestra tragicomedia mexicana.

Por mucho, esta es la mejor película del llamado nuevo cine mexicano. Una lástima que se trate de un tema tan localista que solo nosotros entedemos, porque no ha habido mayor maestría que la de Estrada, para cuestionarnos porqué permitimos que esta siga siendo nuestra negra - y única- herencia revolucionaria.

Lo mejor:

  • Del elenco actoral no se puede decir más que logra reunir a lo más destacado del cine mexicano actual, abarcando lo más representativo de dos generaciones de actores de primera línea.
  • Damián Alcázar lleva la carga narrativa mostrando la lenta y terrible metamorfosis. De la ingenuidad a la locura, el personaje crece en cada toma. Muy impresionante de verdad.
  • La escena de los príistas muertos entre sangre y puercos. ¿hubo alguien que no lo entendiera?
  • La actualidad del relato es escalofriante. El discurso final te cae como cubetada de agua fría porque lo reconoces en el mensaje actual. Y sí, te congela a pesar de que ya te has reído tanto.

Lo peor:

  • Para mí es lo mejor que se ha hecho dentro del llamado nuevo cine mexicano. Su tono localista la hace entendible y divertida quizás solo para nosotros y ese tal vez haya sido el principal punto en contra para su internacionalización. Pero también creo que no se hizo para triunfar en Hollywood  sino para crear conciencia y ese objetivo está ampliamente alcanzado.

Con información de Cine mexicano