La Luz entre los Océanos es el amor en tiempos de crisis

| |

Derek Cianfrance tiene un interés en los extremos de la emoción humana. Su cinta Blue Valentine lo demuestra, y La luz entre los Océanos lo repite, aunque sea una adaptación de la novela de autor. Y también una película histórica en cuanto a tiempo y espacio, pero profundamente consciente del impacto que esa historia tiene en la vida civil. En el panorama de posguerra se habla de héroes y villanos, pero las víctimas pasajeras, ciudadanos cuya percepción de la existencia cambió tras el evento, podrían ser más complicadas. Aunque Tom (Michael Fassbender) fue soldado durante la Primera Guerra Mundial, su vida después del evento no ha sido más que una contemplación al vacío. Cree que nada, sobretodo él, tiene valor. Quizás por eso el puesto como encargado del Faro en una pequeña isla le funciona: Soledad absoluta. Pero al conocer a Isabel (Alicia Vikander), hija de uno de sus empleadores, su percepción del mundo cambia. Ella también ha pasado por tragedias de posguerra, y se rehusa a vivir en la soledad como consecuencia.

Michael Fassbender logra una de las actuaciones más importantes de su carrera con La luz entre los Océanos
Michael Fassbender logra una de las actuaciones más importantes de su carrera con La luz entre los Océanos

Si la aparente inevitabilidad del romance entre ambos, entre montajes epistolares bajo el extraordinario talento de Alexandre Desplat no convence a algunos del amor como una necesidad que rodea a estos personajes, Cianfrance apenas se está preparando: Ya felizmente casados y habitando en la isla, la procreación se vuelve un problema. Y de nuevo, es importante recordar el contexto: Los protagonistas de esta cinta se juntan no sólo porque quieran, sino porque deben. Hay una responsabilidad implícita en ellos de reemplazar a la realidad con una mejor, quizás como naciones enteras lo hicieron tras la Segunda Guerra Mundial, y cualquier obstáculo aumenta su dolor. Es por ese contexto que, tras la llegada de un barco con un cadáver y un bebé, Isabel ve a la niña como un milagro, y la convierte en su responsabilidad absoluta. Ellos ahora tienen una hija, aunque esta haya llegado por casualidad, y con una probabilidad altísima de ser huérfana. La pregunta es entonces obvia: Por cuanto tiempo podrán mantener la fachada antes de quebrar.

Aunque ocurran en el pasado, los temas de La luz entre los Océanos funcionan como una reflexión del presente
Aunque ocurran en el pasado, los temas de La luz entre los Océanos funcionan como una reflexión del presente

Sería interesante imaginarse a La luz entre los Océanos en la actualidad: Por un lado, la glorificación de la inestabilidad mental y los cultos podría transformar a Tom e Isabel en algo cercano a los Manson o Jonestown, más en una era de tabloidismo masivo, eficiente, y nada cuestionado (incluso cuando el modelo "editorial" de sitios como The Sun nunca se acercó al periodismo genuino). Serían, en resumen, fenómenos, dementes, monstruos y criminales. Pero también vale la pena preguntarse si, en pleno 2016, no hay personas que se sientan como Tom e Isabel. ¿La guerra en Siria y los ataques terroristas domésticos y extranjeros, entre América y Europa, no ofrecen suficiente contexto? Lo más fascinante de la cinta es que, al final, Cianfrance cuenta una historia de amor como un acto de catarsis, no sólo para los protagonistas en cuestión, sino para Occidente entero. Y, como el amor genuino, rara vez se presenta en un sólo ángulo: Mientras Isabel encuentra un nuevo propósito siendo madre, Tom apenas puede soportar las consecuencias morales de sus acciones. Y la aparición de la verdadera madre de la niña (Rachel Weisz) empeora la situación. Pero ella también tiene su propia historia de pérdida y dolor, y se vuelve igual de justificable que la de Tom e Isabel. Cianfrance podría transformar la situación en un melodrama despiadado, pero la necesidad nunca se presenta. Muchas veces, la intensidad emocional de los personajes aparece en momentos sutiles, pero indispensables a un momento específico de la trama. La luz entre los Océanos en una historia astuta y reflexiva, reforzada en la consagración de Fassbender, Vikander y Weisz como actores de extraordinario talento, y presenta, más por triste situación histórica que por decisión consciente, un diagnóstico del presente, observando hacia el pasado. Pero quizás así, se pueda aprender para la siguiente generación.

Calificacion 8