Una de las grandes polémicas que surgen al momento del estreno de una película mexicana, es el argumento de que, uno como mexicano, debe de acudir a verlas, pues de esa forma se apoya a la producción nacional. En lo personal, siempre he pensado lo contrario, y en este momento, creo que tenemos el ejemplo perfecto.
En este momento en cartelera, tenemos dos cintas mexicanas, y curiosamente ambas comedias El Crimen del Cácaro Gumaro, y Cásese Quien Pueda. La primera es una película muy original, con actuaciones muy bien logradas, realmente divertida y que hace que uno salga de la sala con un muy buen sabor de boca. La segunda es sumamente predecible, se casa con una fórmula que está sobreexplotada en el cine nacional, y las actuaciones dejan mucho que desear. Si nos apegamos a "veamos cine nacional para apoyar la producción", básicamente estamos reconociendo que ambas películas son iguales, y que no importa si te esfuerzas en dar algo nuevo, o si te aferras a las fórmulas, el resultado será que la calidad de las mismas se mantendrá en el mínimo común, lo que a la larga redundará en peores y peores cintas.
Mi opinión es simplemente, veamos buen cine, sin importar donde se haga. Si acudimos a ver al Cácaro Gumaro, es un hecho que habrá cada vez menos Cásese Quien Pueda.