La última jornada y la clausura de Sitges 2011 levantan al público de sus asientos

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Sin duda, una de las grandes sensaciones de este festival, la película Hispano-Cubana Juan de los Muertos del director argentino Alejandro Burgués se presentaba ayer en todo su esplendor con una visión de una Habana infestada por zombies. Nos hallamos en esta ocasión ante una de esas cintas en las que público y crítica deberían coincidir al ver lo acertado del planteamiento. Juan de los Muertos narra las desventuras de Juan, que en plena plaga zombi monta un negocio en la capital caribeña que bajo el acertado eslogan de "Matamos sus seres queridos" se encarga de llevar a cabo el desagradable trabajo de acabar con aquellos no muertos a los que sus familiares no pueden darle buena cuenta debido a sus remordimientos. La película necesita varios visionados para ser captada en toda su intensidad, pero vaya por delante que el espectador percibirá una mordaz crítica política narrada con aguda ironía, sin llegar a caer en el sarcasmo. A punto de conocer el ganador de esta edición.

The Woman, que se llevó el premio al mejor guión, nos presentó una terrible, que no terrorífica, historia de la captura de una mujer salvaje por parte de una familia acomodada de clase media estadounidense. Elementos profundamente misantrópicos nos muestran el lado más oscuro de la sociedad en esta película, basada en las novelas de Jack Ketchum.

Extraña que The Troll Hunter de Andre Ovreda no haya acaparado ningún premio. La cinta que se adentraba en el terreno del falso documental, tenía el gran mérito de contener notas humorísticas sin llegar a desentonar de lo que se consolida como el subgénero definitivo, el found footage o metraje encontrado, que en esta edición del festival ha venido acompañado de la comedida Emergo de Carles Torrens, y del fiasco que supone Apollo 18. The Troll Hunter nos cuenta la historia, con los fabulosos bosques escandinavos de fondo, de un equipo documentalista que lleva a cabo un documental sobre la caza furtiva de osos para descubrir que esta actividad no es más que una tapadera a una agencia gubernamental que se encarga de mantener a raya los trolls en sus reservas. Una simpática película que demuestra la buena salud del cine de género escandinavo que ya sorprendiera el año pasado con la finlandesa Rare Exports.

También extraña que El Páramo de Jaime Osorio Márquez haya conseguido ganar el premio de la crítica al director revelación. La película, aunque bien filmada, no aporta nada al subgénero del horror bélico que ya tocara techo con Outpost  de Steve Barker y Deadwatch de Michael J. Basset. En la cinta, un destacamento de comandos trata de esclarecer que ha pasado en un puesto de comunicaciones que parece haber sido tomado por la guerrilla de las FARC. A medio cambio entre el terror sobrenatural y el descenso a la locura, la película se desliza por terrenos donde el director se mueve con soltura, pero la interpretación no acompaña, haciendo que la historia no resulte tan terrorífica como podría suponer.

En la noche más zombi, tradicionalmente ligada al evento The Zombie Walk, pudimos comprobar como el cine que acompaña al subgénero zombi parece estar encallado y con una preocupante falta de ideas hasta el punto que sólo el trailer de la esperada segunda temporada de The Walking Dead y el teaser del proyecto español Lazarillo Z, aportó algo de emoción a pesar de contar con una muy buena película como fue Exit Humanity de John Geddes que traslada el apocalipsis zombi al Tennessee posterior a la guerra civil estadounidense en una película de bellísima factura que por momentos nos hace olvidar que estamos viendo cine de género para trasladarnos al modo de vida rural decimonónico estadounidense.

Pero el festival nos dejaba con un regusto amargo al encarar su última jornada. Bien por la organización que planteó películas muy completas, no necesariamente de género para la clausura.

De la mano del director danés Nicolas Winding Refn, el aclamado director de Valhalla Rising, llegaba Drive en lo que supone un ejercicio de estética y una conjunción fabulosa de drama urbano con cine de acción. Con un Ryan Gosling que realmente se come la pantalla por lo soberbio de su interpretación de un impertubable mecánico y doble de cine que compatibiliza estas actividades con la conducción de coches en acciones criminales. Se promete el argumento de esta película como un nuevo Fast and Furious, pero lo que en realidad se encuentra el espectador es una película intimista llena de matices donde la iluminación juega un papel primordial.

Como sesión sorpresa se anunció Killer Joe, lo último de William Friedkin, el director de  El Exorcista. Ha sido tónica general la opinión de que junto a Melancholia de Lars Von Trier, ha sido lo mejor que se ha podido ver en este festival. Con un Mathew McConaughey impresionante en la interpretación de un inspector texano que lleva a cabo trabajos al margen de la ley y que es contratado por un padre y sus hijos para deshacerse de la madre y poder cobrar una sustanciosa recompensa. Se presenta la película con una trama cuidada hasta el milímetro que se mueve en el ambiente white trash. Impactante de principio a fin, Killer Joe consume emocionalmente al espectador al tocar temas tan escabrosos como el punto hasta que el ser humano es capaz de llegar por dinero, la pederastia consentida y muchos otros elementos políticamente incorrectos pero cotidianos en los Estados Unidos más profundos.

Finalmente, la sesión de clausura nos reservaba The Thing 2011, la precuela de The Thing (1982). No ofrece nada particularmente novedoso, limitándose a dar más de lo mismo, con efectos especiales digitalizados y que por fortuna, sabiéndose cerrar adecuadamente al enlazar con las primeras escenas de la que para muchos es la obra maestra de John Carpenter. Así, The Thing 2011 se limita a cubrir el espediente, sin estridencias argumentales, pero sin aportaciones que la hagan digna más que de estar en la línea de la trama original.

En definitiva, esta edición ha resultado muy atractiva en líneas generales, con películas de primer nivel y gran implicación de los grandes estudios, así como escaparate del cine español, si bien esta plataforma se ha conseguido en base a sacrificar en parte el espírituo del festival, que vemos como edición tras edición se va orientando más hacia un festival, de primera línea eso sí, de cine convencional.
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