Licencias históricas

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Bastardos sin Gloria
Bastardos sin Gloria

El cine es, ante todo, una forma de crear historias, y en muchas ocasiones, eso le permite a creativos y directores el tomarse ciertas libertades con las tramas. Cuando ésto se realiza en hechos del pasado, se le conoce como licencias históricas, y muchas veces son la parte más importante de una producción.
Se le llama de este modo a cualquier cambio en hechos históricos reales para darle más lucimiento a una cinta, en el entendido que no se propone hacer una historia realista. En 300, por ejemplo, pudimos ver a un Jerjes mucho más exótico que la figura real, además de que sus inmortales luchaban en trajes asombrosamente vistosos, pero muy imprácticos para la guerra, eso sin contar que Leonidas fue derrotado por simple desgaste, no por una traición como el la cinta. Con Inglorious Bastards, por otro lado, Tarantino va más allá, cambiando completamente el curso de la guerra para ajustarse a su visión.
Watchmen nos muestra una Guerra de Vietnam ganada en unas cuantas semanas, y un Nixon reelegido varias veces, lo que afecta toda la historia en forma notable.
No todas las licencias históricas son tan extremas, sino que muchos lo abordan de forma más sutil. Titanic nos narra la historia de dos pasajeros que, en la historia real, no estuvieron a bordo del barco, mientras que en Rey Arturo, se toma una posible teoría de la existencia del mítico rey, y se teje toda la narración alrededor de la misma.
Pero no confundamos licencia histórica con error fáctico, que no es lo mismo. En la cinta Que Viva Zapata, vemos al caudillo contender por la presidencia, algo que en realidad nunca pasó. Del mismo modo, es muy difícil que Indiana Jones hubiera aprendido quechua andando con las huestes de Villa.