Más que un festival de cine, el de Toronto Film Festival parace haberse oonvertido en una convención de manifestantes. El primer problema vino de la elección de Tel Aviv como ciudad asociada para el 2009, que generó protestas por incluirla tras de los recientes ataques de Israel a comunidades palestinas. Después, distintos grupos religiosos han interpuesto demandas, por separado y sin previo acuerdo, por la proyección de las cintas Creation y El Anticristo. Hasta ahora, las actividades se han desarrollado normalmente, pero parece que los desacuerdos no van a detenerse próximamente.