En general, el cine se considera como arte y entretenimiento. Una actividad tal, que es parte de nuestra vida cotidiana: marca pautas, modas, fija estereotipos, es parte de nuestra conversación diaria y cultura general.
Y hay para todos: literalmente en gustos se rompen géneros. Nadie queda excluido de una historia que le parezca interesante o particularmente relevante.
Sin embargo, pocas veces aceptamos la influencia que tienen ciertos momentos cinematográficos en nuestros hábitos, comportamientos y creencias que consideramos propias de nuestra personalidad. Y como dicen que uno realmente crece cuando acepta las influencias de las que está hecho, pues comparto algunas de las mías –por lo menos las más visibles- con la invitación de que encuentren también las suyas. Se sorprenderían en serio ¿eh?...no dejen de intentarlo.
- Lo que le aprendí a Hannibal Lecter: De preferencia, cómete a la gente desagradable.
- Lo que le aprendí a Clarice Starling: Pregúntale al que parece más loco… a veces es el único que sabe.
- A Al Pacino en el Abogado del diablo: Hasta el diablo prefiere dejar el auto y viajar en el metro.
- A John Travolta en Pulp Fiction: Aunque te crean gordo, viejo y abotagado, siempre puedes triunfar parodiándote a ti mismo.
- A Sharon Stone en Bajos instintos: Si vas a responder preguntas difíciles, asegúrate de verte lo más sexy que puedas.
- La enseñanza del Exorcista: La lucha entre el bien y el mal la define el sacrificio
- La del Bebé de Rosemary: Madre sólo hay una.
- La de Psycho: Efectivamente sólo hay una… y es la mía!!
- La de la Danza de los vampiros: Baila frente al espejo… ¡a solas!
- La de Naranja Mecánica: En esta vida se puede hacer de todo, escuchando música clásica y sin perder el estilo.
- La de Transpotting: Nunca vayas dopado a pedir trabajo.
- Y la de Drácula y Nosferatu: De los estragos del amor verdadero y mal correspondido, ni el peor de los monstruos se salva…
¿Ustedes tienen otras para compartir?