Estamos a unos días de la entrega de los Óscar, una época de plácemes para el mundo de la cinematografía. Para ese sector incomprendido de la ludopatía es una oportunidad para dar rienda suelta a los caballos que impetuosamente galopan en la cabeza. Algunos dicen que son zancadas de galgos. Para el caso, las 2 imágenes son metáforas ad hoc para nombrar la psicopatía que más o menos se define por el deseo desenfrenado de apostar. No hay métodos, ni seguimientos de estadísticas, siquiera una sólida meta de ganar, como si lo hermoso de apostar fuera el acontecimiento que se agazapa para no suceder nunca, diría un poeta. O los desórdenes mentales no tienen nada de poético. O quizá esta digresión sea una advertencia de cómo las emociones gobiernan mi razón en cuestión de hacer predicciones (quinielas para no perder el sentido monetario).
Por ejemplo aseguré el año pasado que Emmanuelle Riva ganaba el óscar a mejor actriz, lo cual hasta parecía sensato si involucramos que su personaje
en Amour era una anciana con enfermedad terminal. En la ecuación olvidé (obnubilé, si sigo con el asunto de la locura) que en la historia de Haneke no hay concesiones en cuanto a la exploración del amor en la vejez y la enfermedad. Aquí la catarsis lejos de provocarnos saltar de la esperanza, nos deja con un hueco en el estómago. Al final resultó que Jennifer Lawrence subió al podio por Los Juegos del Destino, una comedia romántica en la cual el amor triunfa a pesar de la locura (O algo así). A juzgar por la interpretación actoral, Riva consigue un papel de un registro melodramático complejo, va in crescendo en desesperación y frustración conforme las dificultades físicas le impiden desenvolverse a plenitud. Lawrence, en cambio se hace la loquita -con mucho carácter, eso sí- alrededor de ciento veintitantos minutos.
Si hay un patrón que seguir para hacer una quiniela de las nominadas para el Óscar, es que nunca se debe apostar a lo mejor, sino al nominado que sea el puntero en las casas de apuestas. Ciertamente la excepción hace la regla. Hace algunos años, Denzel Washington, por Día de Entrenamiento y Halle Berry por El pasado nos condena, hicieron "la chica" y ganaron sus respectivas ternas, en un descarado acto publicitario de la Academia para decirle al mundo "Aquí todos pueden ganar sin importar raza, sexo o credo". En el año de Avatar, la ganadora absoluta de esa premiación fue la película de Katherine Bigelow, The Hurt Locker, cuya técnica y narrativa que superaba la soporífera y presuntuosa maquinaria digital de James Cameron, coincideron afortunadamente con los gustos de los votantes y con los momios. Los astros se alinean para que el 2 marzo sea una noche en que la mayoría estemos de acuerdo.
En el 2014 tengo la corazonada de que no habrá grandes sorpresas
En lo que respecta a la octogésima sexta entrega del Óscar, Alfonso Cuarón se encamina hacia el podio como mejor director y Gravity se converitrá en la gran ganadora de la noche, si sumamos las categorias técnicas. Yo apostaría a que también ganará la de mejor película, ya que será el paragón de otros guiones que se escenifiquen en el espacio; una nueva propuesta al espectador de ver el cine, en donde los formatos de gran escala como la tercera dimensión tendrán una función dentro de la experiencia cinematográfica; todo esto añadido a un guion tipo road movie que cuenta una historia sencilla -mas no mala- de la búsqueda del hogar y de uno mismo. Sin embargo 12 años de esclavitud de Steve McQueen tiene una alta probabilidad de alzarse con el triunfo, junto a la actriz Lupita Nyong´o y su interpretación descarnada de la esclava Patsey. Más otro como guion adaptado, no se vislumbran más galardones en la cosecha del filme de McQueen.
Ni las fuerzas magnéticas le quitarán el óscar a Jared Leto
Michael Fassbender quien tendrá los reflectores por la nueva película de la saga de los X-Men, en otros años hubiera sido el seguro ganador de la categoria de actor de reparto. Su actuación como Edwin Epps, un hombre acomodado y religioso que observa a la esclavitud como potestad divina, es un trabajo preciso que no cae en una caricatura grotesca y efectivista que busque la horrorización del espectador. Pero a Jared Leto le cayó un rayo de inspiración. En El Club de los desahuciados, Rayon antes de ser un transgénero enfermo de sida, es un ser miserable capaz de los más profundos actos de nobleza. Memorable.
La reina por fin tendrá la corona principal
Jasmine hablando sola, con la mirada perdida en la nada, recordando la letra de Blue moon, con su saco Channel: es la escena final de uno de los mejores personajes femeninos del universo de Woody Allen. La historia de la socialité venida a menos, trastornada, con cierto talento en el diseño de interiores aborda cómo detrás de las grietas de una superficie con perfecto feng shui se encuentra ni más ni menos que la hoguera de las vanidades, Jasmine enloquece, es estoica cuando debe trabajar, detesta, es madre amorosa, impulsa a su media hermana a pesar de que no tenga los mejores genes, quiere progresar ingenuamente y ascender al empíreo donde su atuendo no luzca como el de una loca. Este poliedro psicológico armado por Blanchet le aseguran su primer óscar como mejor actriz principal.
El año de Matthew McConaughey
En The Lincoln Lawyer del 2011, ya mostraba dotes de actor. En Mud mata al hijo de un hombre poderoso por Juniper (Reese Witherspoon) en una bella historia sobre el amor ingenuo, casi platónico, donde aprovecha al máximo su acento texano. Culmina el 2013 con una joyita llamada El Club de los Desahuciados en la cual personifica a Ron Woodroof, un enfermo de sida que tras buscar una cura alternativa,se convierte en una suerte de partisano contra las corporaciones médicas. La transformación física que sufre el actor pasa a segunda plano. Woodroof evoluciona de un vaquero macho a un hombre que emprende una lucha en favor de los disgregados. Una verdadera conversión espiritual. Si es que la Academia no se conduele de Leonardo Di Caprio, el sureño cerrará el mejor año de su carrera profesional con la estatuilla dorada.
Otras predicciones:
Mejor película animada: Frozen
Mejor película extranjera: La Gran Belleza de Paolo Sorrentino (No entiendo por qué quedó fuera de la contienda la película El gran maestro de Wong Kar-wai.)
Mejor guion original: Her de Spike Jonze (La competencia es dura, pero aquí suelen premiar los trabajos más osados. Segunda en discordia: Nebraska de Alexander Payne.)
Mejor guion adaptado: 12 años de esclavitud.
Mejor canción original: "The moon song" de Her (Tampoco será el año del U2)
