Macario. ¿Alguna vez deseaste algo solo para tí?

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macario

Macario. México 1959

  • Dir. Roberto Gavaldón
  • Reparto: Ignacio López Tarso, Pina Pellicer, Enrique Lucero, Mario Alberto Rodríguez, José Gálvez, Consuelo Frank.

[rating:4/5]

Macario es un clásico mexicano insustituible durante las festividades de Día de Muertos. Cada año la restransmiten en una  afortunada decisión de programación televisiva, que incluye a la abierta y a la de paga.  Este año me tocó verla  ayer por la tarde y decididamente, hay películas que aunque parezcan simples en su planteamiento,  te hablan desde distintas posiciones cada vez que vuelves a verlas.

Macario es una historia de Bruno Traven, escritor importante para el cine mexicano ya que sus cuentos fueron filmados por los directores destacados de nuestro cine y protagonizados por los actores estelares de la época. Sin embargo, la historia no es una idea original de Traven, está inspirada en un cuento de los Hermanos Grimm titulado El ahijado de la muerte.

La historia es lo suficientemente profunda como para pensar que se trata de un cuento para niños. Macario es un leñador muy pobre que vive cerca del monte con su mujer y sus cinco hijos.  Agobiado por la terrible miseria en la que vive y cercana la festividad del día de muertos, Macario incuba un ferviente deseo: poder comerse un guajolote para él solo, sin compartirlo ni siquiera con su mujer o sus hijos. Decide además que de no cumplirlo no volverá a comer nunca.

La mujer de Macario roba uno de los guajolotes de los ricos del pueblo, lo cocina a escondidas y se lo da a su esposo. No es un acto  de compasión. La mujer reacciona a la intolerable frustración de su marido con una acción decidida, arriesgada y valiente. No pocos han visto en este gesto, que la esposa de Macario es la verdadera heroína de la historia.

Ya en el monte, Macario recibe tres visitas solicitándole un pedazo de su guajolote: El diablo, Dios y la Muerte. A los dos primeros les niega la comida, pero termina por compartir la mitad con la muerte, siendo la razón de ello muy simple: cuando la muerte aparece todo se termina y el único deseo de Macario es terminar de comer, aunque sea lo último que haga, por tanto si la muerte come junto a él, se asegurará de que terminen de comer juntos.

La muerte en agradecimiento le da a Macario un regalo: agua mágica con la propiedad de curar. Sin embargo, hay la restricción de no usarla si la muerte no da el permiso, apreciendo a la cabecera de la cama del enfermo. El regalo no es cosa menor,  cambiará la vida de Macario y de su entorno al punto de preguntarse si eso es en realidad un regalo o una condena.

Y puede ser que todos ya la hayan visto, pero por si la dudas mejor aquí la dejamos para no contar el final.  La cosa es que nunca antes se me había ocurrido pensar en la poderosa razón que lleva a Macario a reflexionar sobre su precaria vida. Sentir hambre desde que tiene memoria, lo lleva al punto de decidir morir, si no experimenta por una vez en la vida la sensación de saciedad. El asunto del hambre se vuelve entonces una condición humana, terrenal, tan básica, que al mismo tiempo genera el desapego de desear la muerte a cambio de satisfacer una única necesidad. No es por tanto extraño que el asunto no se arregle con Dios y el Diablo. El hambre se vuelve un asunto terrenal, un conflicto  entre los vivos y la idea que tienen de la muerte, que no pasa por el cuestionamiento de lo divino. Justicia o injusticia, el ser pobre y hambriento no es un castigo de Dios, porque está ligada a lo terreno y no se resuelve solo con plegarias.

Y por eso, tampoco es raro que el muerte le otorgue a Macario la facultad de curar. Nadie vive para siempre, y alargar la existencia del enfermo, no lo redime de su propio juicio final. Es entre los vivos y no con lo sagrado, que Macario enfrenta el conflicto de haberle hecho un favor a la muerte.

Cabe mencionar - justo ahora que el tema ronda en el ambiente- que Macario fue la primera película mexicana que compitió por el Oscar a Mejor película de habla extranjera. Criticada en su tiempo por considerarla abiertamente pensada para el público extranjero y con fuerte influencia del cine hollywoodense, el tiempo y el gusto del público la convirtieron en un clásico indiscutible por la recordada actuación de Lopez Tarso y la belleza de Pina Pellicer, actriz que suicidaría tiempo después.

Lo mejor:

  • Las actuaciones, incluida la de Lucero que hace un excelente trabajo como la muerte
  • El sueño de Macario con la calaveras. Para la teconología de la época, la marionetas son un excelente recurso, tan ludico como misterioso.
  • Diálogos profundos hablan muy bien del guión cinematográfico, que es una adaptación del propio Gavaldón  y Emilio Carballido.

Lo peor:

  • Mostrar un México clasista, donde hay diferencias que van más allá de la muerte.
  • Poca información sobre la tradición de día de muertos, y eso a pesar que la cinta se pensaba como producto de importación.

Con información de cinemexicano