Madagascar 2, (USA 2008)
[rating:3.5/5]
Creo que ya lo he dicho en otras ocasiones y lo reitero. Resulta todo un reto hacer una crítica para un película que no está hecha para que a ti te guste. La segunda parte de Madagascar tiene huecos tan grandes en la narración de la historia inicial, que queda claro que no está pensada más que para que el numeroso público infantil -que esperaba ávido la secuela- vea más de lo mismo.
La historia se retoma desde el nuevo intento de volver a Nueva York, que - sépanlo de una vez- resulta frustrado. Antes, un pequeño flashback nos muestra cómo es que llega Alex al zoológico de Nueva York, su infancia y la separación de sus padres. El planteamiento termina con los cuatro amigos y algunos otros acompañantes, en medio de la sabana en un reserva visitada por turistas.
En la reserva hay de todo: cebras, elefantes, hipopótamos y jirafas. Los amigos neoyorkinos deberán convivir con sus iguales, solo para darse cuenta lo diferentes que son de ellos.
Lo que sigue a continuación es como se lo imaginan: encuentros y desencuentros, insatisfacción, frustración y desenlace con mensaje positivo al final. Inconformes en el Zoologico, inconformes en Madgascar, inconformes en la sabana africana. Uno a estas alturas ya no entiende bien lo que andan buscando.
Pero bueno, resulta divertida, los chicos se ríen mucho, bailan y cantan "Quiero mover el bote" a grito pelado (algunas mamás también) y lo pasan bien. Y se supone que uno para eso los lleva ¿no?
Lo mejor:
- No extrañas ninguno de los elementos que te hicieron reír de la primera parte.
- Los pinguinos son personajes grandiosos. Un híbrido perverso entre la disciplina militar y el lado oscuro de Los Soprano.
- La negociación entre pinguinos y monos. ¡No pueden perdérsela!
- El soundtrack es bueno, incluyendo en esta ocasión música de corte étnico.
Lo peor:
- Ya no supimos que hace Alex con la solución de comer sushi y pescado. Tampoco vimos como es que conviven en la reserva los animales sin comerse entre ellos. Nunca vemos que los leones coman y no sabemos como subsistió Alex todos esos días.
- La historia de amor es confusa: ¿hipopótamas molestas porque alguien les dice gordas? ¿caballerosidad sobre instinto? bien sin duda para un versión animal de sex and the city. Lo siento, odio las historias rosas.
- Y no llegan a Nueva York y ya no sabemos si quieren llegar y no sabemos porque no "se hallan" en ningún lado. Demasiado postmodernismo para ser una historia para niños.
- Y como no llegaron... esperen una tercera.