Mamita querida

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norman bates

Creo que mamá se está volviendo loca…Los amantes de Lola

 Para mis hijos: Damián y Bruno ┼                     

Mayo es por excelencia el mes del amor maternal.  Se dedican un  sinnúmero de expresiones para enaltecer la maternidad  que es – indiscutiblemente -trascendental en la formación de la personalidad del ser humano. La maternidad es – ni que dudarlo- una experiencia importante en la vida de toda mujer. No se puede entender de otra manera como la expresión  de amor más pura y profundamente irracional que existe en toda la gama de sentimientos humanos. Esa irracionalidad, sin embargo, también alimenta el lado más oscuro de la maternidad, aquel en donde la propia madre se convierte en la peor enemiga de sus propios hijos. Grandes ejemplos del lado menos amable de la maternidad los encontramos en películas y series de televisión, en donde los personajes de madres siniestras y manipuladoras han atrapado al espectador y  dejado recuerdos imborrables a través de varias generaciones . 

Comencemos con una mirada a la mamá fanática de Carrie White. Carrie, filme basado en la novela de Stephen King y dirigido por Brian de Palma, narra la historia de una adolescente tímida e insegura que posee poderes telekinéticos, los que desatan en su madre un fanatismo religioso de enormes proporciones. La madre de Carrie es una mujer atormentada por sus propias faltas, las cuales no duda en heredárselas a su hija corregidas y aumentadas, vía el temor a Dios y a las asechanzas del demonio. La llegada de la menstruación a Carrie será el detonador de una masacre descomunal, en donde la propia madre sufrirá la venganza de su hija, después de tantos años de maltrato y represión. 

Pero también hay madres  que maltratan de manera pasiva. Tal es el caso de la madre de Mallory en Asesinos por naturaleza. Con guión de Quentin  Tarantino y la dirección de Oliver Stone, el filme se convierte en una interesante alegoría de la violencia contemporánea en diferentes capas de la sociedad, que van desde el núcleo familiar hasta los medios de comunicación. En todo este circo de perturbados personajes, destaca la historia de Mallory, una chica víctima de abuso por parte de su padre, ante los ojos de su progenitora que no sólo finge demencia, sino que de alguna manera, fomenta tan enfermiza situación. Mallory llegará a cobrar venganza, y teniéndola amarrada, justo antes de prenderle fuego, le explica el motivo por el cual va  matarla: Nunca hiciste nada… 

Otro buen ejemplo de madre malvada, es sin duda Livia Soprano. La serie Los Sopranos de HBO, está inspirada en buena medida en la relación  del creador David Chase con su propia madre. Livia Soprano es todo lo que una madre nunca debiera ser: manipuladora, egoísta, convenenciera y chantajista; se dedica a hacerle la vida imposible a todas las personas a su alrededor. Las lindezas de las sra. Soprano incluyen una conspiración con su cuñado -Corrado Soprano- para matar a Tony, su propio hijo, por haberla internado en un asilo. Livia muere dejando a la familia dividida y a su hijo en terapia para reponerse de tantos años de mala relación. Es entonces que Tony entiende porqué van  mal todas las relaciones con las mujeres de su vida. Y por supuesto, la causante directa es Livia quien incluso después de muerta, en su funeral, ocasiona una de las peores peleas entre los Soprano, cuando la nuera – Carmela- algo pasada de copas, le recuerda a la dolida familia cómo era Livia en vida. 

Y si bien lo más aterrador de ver a Livia Soprano en pantalla, es pensar que una mujer como ella existe, el cine también da testimonio de una madre siniestra, pero real y conocida por todos: Joan Crawford. Basada en las memorias de Christina Crawford, hija adoptiva de la actriz, la película Mamita querida nos muestra el lado menos amable de la adopción y crianza de niños en Hollywood. Es memorable la escena de la golpiza y el castigo que infringe Crawford ( interpretada por Faye Dunaway) a la pequeña Christina por el asunto de los ganchos de alambre. 

Pero sin duda la madre más siniestra y tenebrosa, cuya historia lleva el complejo de Edipo al extremo es  Norma Bates. La reina en la galería de madres monstruosas, en realidad nunca aparece como tal en la pantalla, porque es un alter ego de su propio hijo. Norma Bates, abandonada por el marido junto con un hijo pequeño, centra su mundo en el niño, con quien sacia el cariño que no tiene y a quien cría en medio de intensas cargas de culpa moral. El maltrato psicológico es claro y el abuso sexual se deduce. Norman crece con su madre como única referencia de lo que es mundo y el amor, pero también de lo que es bueno y malo. Cuando la madre consigue un amante y descuida la relación con Norman, el hijo no puede pensar en otra cosa que en  matarlos.

Es así que atormentado por la culpa, despierta su lado violento y asesino cuando el mundo real se acerca demasiado. En uno de los raros casos donde el filme es superior a la novela, Psicosis dirigida por Alfred Hitchcock basada en el libro de Robert Bloch, es una obra maestra del thriller psicológico, donde no hay ningún elemento sobrenatural que dé tanto miedo, como el de la propia psique humana llevada al extremo de maldad y perversión. Anthony Perkins hace una actuación magistral como el perturbado por excelencia en toda la historia del cine y que nos perdone Hannibal Lecter por esta afirmación.  Y sí, al final bien podría decir: …y todo se lo debo a mi madre… 

Santas y brujas, abnegadas y pecadoras, hay de todo cuando de madres se habla y es que al final son mujeres, que toman decisiones y que eligen en medio de diferentes situaciones. A nadie podría culpársele por eso, porque  después de todo… ¿qué será mejor? ¿tener una mala madre o de plano no tener?