Mi Mr. Bobo

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Debo reconocer que estoy loca de atar, que me faltan como 20 tornillos en la cabeza y que soy una soñadora empedernida; pero eso SI, solo tengo UN desorden de ansiedad clínicamente comprado y es que soy Obsesiva – Compulsiva. Es la única cosa rara que tengo, lo juro (JAJAJAJAJA, eso creo).

Total, el fin de semana me entro una obsesión loca por encontrar unas cosas, así que puse patas pariba mi cuarto todo el sábado y el domingo hasta que las encontré. Pero además de encontrar esas “cosas perdidas” encontré mil tesoros más y entre ellos halle a mi Mr. Bobo.

Obviamente nunca lo he llamado Mr. Bobo a mi peluche favorito, tiene un nombre mucho más ridículo que solo una niña de 7 años puede ponerle a un perro peluche. Así es, tengo más de 15 años con este simpático animalito de felpa. Ya se, es antihigiénico y a de tener mil ácaros y más estando guardado en unas cajas. Pero al igual que el Sr. Burns amo a este peluche (mi único peluche en toda mi vida – es que yo no era de peluches -) y sería capaz de buscarlo hasta en el antártico, aunque se que como Burns en 3 meses volverá a estar perdido, soñare con el y me pondré en una frenética búsqueda hasta encontrarlo.

Muy seguramente si pusiéramos bajo la lupa este extraño comportamiento evidenciaría que el apego que uno genera con los objetos es muy profundo y es porque nos evocan sentimientos y recuerdos felices de tiempos de antaño, algo tan simple como generarnos seguridad y comfort.

Pero no soy solamente yo, todos tenemos nuestro Bobo ¡TODOS! para ustedes puede ser una foto, un carro, un libro, una cobijita, lo que sea. Algún objeto que hace que miren atrás, yo afortunadamente lo reencontré y no se lo tuve que quitar a Maggie.

Estoy mil % segura que lo voy a perder en 3 días ó mi mastin napolitano va a intentar secuestrarlo, pero de eso me preocupare en el futuro por lo pronto voy a disfrutar a mi Bobo.