Mirar hacia atrás para seguir adelante. El remake de las cintas de Carlos Enrique Taboada

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 Esta es la ponencia que presenté en el Coloquio "Nación, Imagen y Lectura", realizado en el marco de 6to. Festival de Cine de Morelia. Y como el tema de Taboada está tan vigente, quizás sea éste un buen momento para compartirla. A  continuación, la versión completa.

 Introducción

Cuando se habla de cine mexicano, generalmente se hace desde dos perspectivas: Una basada en el llamado cine de la época dorada, que parece conceptualmente definido alrededor de los criterios  culturales del contexto económico, social y político que lo anima. La segunda, la que tiene que ver con el llamado “nuevo cine mexicano” que en realidad es una amalgama no homogénea de propuestas para revitalizar la producción cinematográfica en México, disminuida desde los años setenta y ochenta.  Esta última categoría no solamente es compleja de definir en cuanto a propuesta y conceptualización, sino también en cuanto al periodo que abarca, y al público que esta dirigida. No queda del todo claro si es más importante producir materiales que compitan en festivales internacionales con éxito o  bien, que devuelvan el interés del público para generar éxitos taquilleros.  

Como parte de este dilema e influenciada del ambiente internacional contemporáneo de la industria, México está produciendo remakes: versiones actualizadas de películas mexicanas populares. Tal es el caso de las nuevas versiones fílmicas de las películas de Carlos Enrique Taboada, considerado como uno de los más consistentes exponentes del género de terror en México. El remake a la mexicana tiene algunas consideraciones particulares: Si bien es cierto que parte de la misma lógica de los remakes hollywoodenses, de atraer asistentes a las salas mediante éxitos comprobados,  en el caso mexicano,  los refritos se apuntalan con actores que tienen éxitos comprobados en televisión – elemento que ha jugado un importante papel en la difusión popular del cine de la llamada época de oro- además de que van dirigidos al publico de clase media que entiende el cine de otra manera, y que no necesariamente tiene la nostalgia hacia la versión original en mente.  

En este contexto, las nuevas versiones fílmicas de películas mexicanas importantes, constituyen un elemento interesante en el complejo proceso de darle al cine mexicano una nueva identidad.

 1.-Panorama General del cine mexicano en los años sesenta y setenta.

 Los finales de los años sesentas y el inicio de los setentas son considerados –en general-  una época difícil y decadente para las producciones mexicanas. La competencia con la televisión dinamiza las carreras de algunos actores, cineastas y productores, aunque por otra parte, estanca las producciones independientes y a los cineastas que buscan hacer otro tipo de cine.  

Por aquellos años, la intervención gubernamental produce cintas que son enormemente populares, pero también críticas e incisivas. Para algunos la intervención gubernamental del gobierno de Echeverría propicia la creación de un cine culto, y el desarrollo de cineastas tan importantes con Arturo Ripstein, Felipe Casals y Jaime Humberto Hermosillo entre otros[2].  Una vez terminada la administración de Luis Echeverría, ya entrada la década de los setentas, las llamadas sexicomedias -término referido al cine de ficheras y albures- domina la taquilla y la inversión de los productores.

Siempre ha habido un debate acerca del papel que jugaron estas películas en el deterioro de la industria. Si bien no propiciaron desarrollo de técnicas cinematográficas, líneas argumentativas o significaron retos actorales importantes para la farándula de la época, sus defensores argumentan que generaron recursos que dieron trabajo a muchas personas y que salvaron a muchos trabajadores de la industria cinematográfica del desempleo.  Es por aquella época que se filman y exhiben las películas de Carlos Enrique Taboada. Ninguna resulta un gran éxito de taquilla, y en realidad su apreciación por parte del público empieza con sus transmisiones en televisión algunos años después. 

2.-Carlos Enrique  Taboada y su aportación el género de terror en México.  

Son tres las cintas que se consideran indispensables para hablar de aporte de Taboada: Hasta el viento tiene miedo (1967),El libro de Piedra (1968) y Más negro que la noche (1975).  Las tres tienen en común el tratamiento, basado en relatos de corte gótico, son historias que dan cuenta de la existencia de un mundo sobrenatural, que acecha a los vivos y que se manifiesta de manera sorpresiva, desencadenando un desenlace trágico.

Otro elemento importante a resaltar en estos trabajos, es que a pesar de tratarse de historias de fantasmas, el México de Taboada transcurre dentro de la creación de una nueva clase media que empieza adaptarse a los cambios culturales de aquellos años.  Taboada logra combinar elementos de las historias clásicas de fantasmas –tan integradas al imaginario colectivo mexicano- con los del terror psicológico (o thriller) para contar una historia terrorífica sin necesidad de efectos especiales, poniendo el énfasis en las actuaciones y la historia misma.  

Además de ello, Taboada es consistente en el desarrollo de un género, cosa difícil de lograr en un medio donde los cineastas deben convencer a los productores para obtener financiamientos y no siempre filman lo que su creatividad les dicta.  Son las transmisiones televisivas – algunos años más tarde-, las que posicionan a las películas en el gusto popular, especialmente para la generación ochentera, [3]cuando no había acceso masivo a los sistemas de paga y la programación en televisión abierta marcaba la pauta del consumo en entretenimiento. Su irrupción al mercado del DVD tardó un poco, al parecer por un asunto de derechos. El que solo pudiera verse en televisión y la dificultad de conseguirlas a la venta, las convirtió en cintas de culto para muchos seguidores del género en México.  

3.-El remake, un recurso contemporáneo de la industria.  

Por otra parte, desde hace algún tiempo, se está volviendo común hacer nuevas versiones de los grandes éxitos cinematográficos en lo que parece perfilarse como una tendencia mundial. Especialmente los que lo fueron en la época de lo setentas y ochentas y con un marcado interés por las cintas de terror. Eso no quiere decir que solamente se haga remake de cine de terror porque también vimos regresos de series famosas, telenovelas y encuentros de grupos musicales. 

Lo que ha pasado con la vuelta a los clásicos de terror merece analizarse detenidamente por varias causas: primero porque apunta directamente al hecho de que los miedos parten de arquetipos tan arcaicos que no responden a una moda específica. Es decir que al pasar del tiempo les seguimos teniendo miedo a las mismas cosas en esencia. Y esa es la primera y principal de las razones por la que le ha resultado mejor a los estudios mirar hacia atrás que al frente.  En otros casos, las grandes películas de terror no resistieron la prueba del tiempo en lo que a efectos especiales se refiere – que no es el caso de las nuevas versiones de Taboada.

Para las generaciones jóvenes, la salsa que simula sangre, las máscaras de látex, el murciélago que pende de un hilo entre otros precarios efectos visuales, movían más a la risa o al asco que al miedo.  Y hay por supuesto, la económica: Lo que significa en términos de ingresos y dinero recaudado en taquilla. Un público cada vez más exigente que no se conforma con cualquier cosa, es una apuesta al éxito seguro. Ya sea por la nostalgia del buen recuerdo o curiosidad por la relectura de un clásico, los remakes consiguen llevar gente a la taquilla en una época donde – ahora si - se apuesta al DVD y la proyección en casa.   

4.-Los remakes de Taboada: ¿relectura, moda o nueva apuesta cinematográfica? 

El año pasado vimos en las salas de cine  la nueva versión de  “Hasta el viento tiene miedo”[4], se sabe que está lista la nueva versión del “Libro de Piedra”[5] y que se está filmando el remake de “Mas negro de la noche” contando incluso con la destacada participación de Junichiro Ayashi, cinefotógrafo considerado uno de los artífices del nuevo cine de horror japonés, que ha sido tanto exitoso como rentable en los últimos años.[6].  

México entra con estos proyectos de lleno a la moda del remake y llama la atención tanto la apuesta por el género –prácticamente inexistente en la industria mexicana desde hace muchos años-  como el estilo con el que están construidas: respetando el trasfondo de la historia, se hacen adaptaciones y modificaciones, más en un sentido de traslado que de mera actualización.  Sería simple que decir que la industria mexicana entra a hacer remakes por una cuestión de imposibilidad para mantenerse al margen de los fenómenos globales en la industria del entretenimiento.

Puede ser que explique la variante de inversión, pero quedan preguntas abiertas en cuanto a la elección de las temas y construcción de la lectura en las nuevas versiones. [7] Dentro de las aparentes razones que encontramos en el caso de estas producciones para sostener la apuesta del remake en México; al parecer, se inscriben el rubro de la actualización para un público más joven, que no necesariamente ha visto las versiones originales, y por supuesto la apuesta en taquilla, que en el caso de “Hasta el viento tiene miedo” quedó comprobada la rentabilidad del experimento.

El éxito de Km31, - junto con “Hasta el viento-parece demostrar la necesidad de hacer un cine de entretenimiento más variado que incluya géneros diferentes, como el de terror.  Por otro lado, la apuesta al público joven queda demostrada al incluir en el reparto a actores de una nueva generación y plenamente identificados por el público.  

5.-Conclusiones generales: ¿Qué aportan los remakes? 

En los casos comentados, hay al parecer elementos importantes para configurar el género de terror hecho en México. Representan la posibilidad de revivir un cine de entretenimiento que pueda ser un producto rentable y que devuelva a las clases medias a las salas cinematográficas. Por otra parte, comprueba el interés del gran público por las cintas de terror y la necesidad de replantearlas desde una perspectiva particular y propia.  

Y por último, también juegan un importante papel en la construcción y deconstrucción de los elementos identitarios y culturales que a pesar de la actualización siguen siendo los mismos: Los remakes son también una apuesta ante las exigencias de la industria actual que empiezan a generar elementos de resistencia a los escenarios creados por la globalización de contenidos culturales. Y si, además comprueban la permanencia de los arquetipos culturales de nuestros miedos colectivos. En el fondo le seguimos teniendo miedo a las mismas cosas, pero nos gusta pensar que son cada vez más nuevas.           


[2] “1970-1975. El cine estatizado” en Mas de cien años de Cine Mexicano, disponible en http://cinemexicano.mty.itesm.mx/intro3.html consultado el 12 de septiembre de 2008. [3] “La popularidad alcanzada por sus películas de horror es indiscutible: Basta preguntar a cualquier mexicano de clase media, menor de treinta años, si ha visto alguna vez Hasta el viento tiene miedo (1967) o El libro de piedra (1968) para que, casi con seguridad, surjan los recuerdos de las veces que no pudo dormir por el miedo a que se le aparecieran los fantasmas de Andrea o Hugo.” En Directores mexicanos, Carlos Enrique Taboada, en disponible en http://cinemexicano.mty.itesm.mx/directores/carlos_taboada.html, consultado el12 de septiembre de 2008.[4] “Hasta el viento tiene miedo” se filmó en 2006, dirigida por Gustavo Moheno y estelarizada por Martha Higareda y Verónica Langer. IMCINE, Cinema México 2006-2008, Conaculta, 2008. Disponible en  http://www.imcine.gob.mx/INDEX/pdf/CatalagoProducciones.pdf consultado el 10 de septiembre de 2008.[5] La nueva versión también se llama “El libro de piedra” se filmó en 2007,  dirigida por Julio César Estrada. Encabezan el reparto Plutarco Haza y Evangelina Sosa. IMCINE, Cinema México 2006-2008, Conaculta, 2008. Disponible en  http://www.imcine.gob.mx/INDEX/pdf/CatalagoProducciones.pdf consultado el 10 de septiembre de 2008.

[6] Hernández, Minerva. “Traen terror japonés a la ´noche´”, en Reforma, 27 d ejulio de 2008, disponible en http://www.reforma.com/gente/articulo/453/905384/

[7] El asunto no es tan simple, porque de acuerdo a García Canclini hay una tensión evidente entre la libertad de mercados, calidad cultural y modos de vida propios entre Hollywood y América Latina. Canclini, García Ernesto. “América Latina y Europa como suburbios de Hollywood” en Consumidores y Ciudadanos. Conflictos Culturales de la Modernidad. Editorial Grijalbo, México, 1995. pp.