Uno de los grandes problemas que tiene el cine norteamericano es que, cuando tiene que elegir entre espectacularidad y rigor histórico, se suele decantar por la primera, lo que no son exactamente muy confiables en ese sentido. Los europeos, por otro lado, han probado que es posible combinar ambas, presentándonos cintas con una gran calidad, y que históricamente no pueden ser criticadas.
El caso más reciente es Northmen, co-producción de Suiza, Alemania y Sudáfrica, que nos narra la aventura de un barco vikingo que se adentra en aguas enemigas, lo que genera una carrera en donde lo que está en juego es la vida. La película contó con un verdadero equipo de escritores, que se dedicó no sólo a ofrecer una historia interesante y que realmente nos mantiene al borde del asiento, sino que es muy confiable en términos de detalles históricos y geográficos. La misma estará en cartelera para el mes de octubre, y es un ejemplo perfecto de que lo culturalmente exacto no tiene porque ser aburrido.