Oblivion: Ejercicio de Prestigitación

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Es posible que a John Kosinski le haya caído del cielo una nueva oportunidad de redimirse después del controvertido resultado que obtuvo en Tron: Legacy.

Quizás la clave esté en su afición por la ciencia ficción, lo que le ha llevado a participar, esta vez de lleno, en la génesis del guión, no en vano, Kosinski firma el guión, al contrario de lo que hiciera en la (para muchos) malograda secuela del clásico de los años 80.Oblivion1

A fé que lo ha conseguido. A pesar de que el incluir en los créditos a Tom Cruise suele ser sinónimo de taquilla, carreras y mediocre interpretación, Oblivion se desvela como una puesta al día del cine de ciencia ficción en muchísimos sentidos. El espectador avezado sabrá reconocer elementos presentes en muchos clásicos, como la fábula ecológica de "Silent Running" (1972 – Douglas Trumbull) o los saturantes blancos que pudimos ver en "2001: A Space Odyssey" (1968 - Stanley Kubrick). Kosinski se sube a la nave que capitanea Ducan Jones desde "Moon" (2009) y rescata elementos considerados obsoletos, como la estética de los años sesenta en una delirante mezcolanza con la serie Mad Max de George Miller. Todo ello, agitado en una coctelera y aderezado con pizcas del cine más reciente, como "Terminator Salvation" (Joseph McGinty – 2009) e incluso, rompiendo una lanza por la maltratada "Indepence Day" (1968 – Roland Emmerich). Se atreve a ver el que Oblivion2subscribe, elementos de cine de culto, como "Cargo" (2009 - Ivan Engler e Ivan Etter)

No pasaría la cinta de ser una película de homenajes más, de no ser por su contenido. En Oblivion, se juega al despiste de forma continua con el espectador, planteando multitud de preguntas a cuyas respuestas, el aficionado al cine de género podría encontrar respuesta, pero siendo tantas que al final, alguna queda sin responder, y es ahí donde la película sorprende, donde se encuentra ese giro inesperado que deja buen regusto, y donde, finalmente, saldrá satisfecho de haber pagado la entrada.

Porque por primera vez en muchos años, una desmesurada campaña de marketing (la película lleva en boca de todos más de tres meses) justifica el precio que se paga por una butaca. Subyugante desde el minuto uno, la historia va atrapando en una rueda de situaciones, que por bizarras que puedan parecer reciben su justificación una tras otra sin dejar cabos por atar, lo cual resulta complicado en films de este tipo tras pasar por la trepanadora de la mesa de montaje.Oblivion3

La fotografía, aun siendo digital en su mayoría, llega a recrearse en exteriores formidables, como los paisajes volcánicos de Islandia para definir lo que viene a ser magníficos escenarios naturales que evitan la saturación retinal propia de los efectos logrados a base croma.

En el debe, que también los tiene, hay que destacar la pobreza interpretativa de su estrella, Tom Cruise, que a pesar de disponer de un papel hecho a medida, muestra sus limitaciones, sólo superadas por las de la bellísima e hierática Olga Kurylenko. Menos mal que por ahí pasaba un tal Morgan Freeman, y una magnífica Andrea Riseborough que levantan lo que sin duda, y junto a su comercial final es el talón de Aquiles de esta película, y que evitan que hablemos de una obra maestra.