Podríamos hacer de esa oración una bella y sublime sentencia, refugiarnos en la tranquilidad del olvido y la ausencia del recuerdo, solo para poder embriagarnos de una breve pero intensa tranquilidad, escondidos en la nada resguardados del todo.
Sería fantástico no lo creen, poder borrar de nuestra cabeza todas aquellas cosas insignificantes ó tal vez inmensas que nos atormentan y nos persiguen a cada instante. Como poder acallar a los pensamientos, como detener ese frenético torbellino de ideas que genera nuestra mente agobiándonos y torturándonos, solo para descubrir que no podemos luchar contra ellos. ¿Que hacer? rendirse a sus pies o tratar de correr para que no nos encuentre.