Pastorela. El demonio, a escena.

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Pastorela. México (2011)

  • Dir: Emilio Portes
  • Reparto: Joaquín Cosío, Eduardo España, Carlos Cobos, Ana Serradilla.

Calificación 3/5

Las pastorelas mexicanas son una de las tradiciones más arraigadas en nuestro país. Derivadas de una estrategia de evangelización, terminaron por ser una expresión muy nuestra de la picardía mexicana y una válvula de escape para hacer crítica ácida de nuestra realidad.
En ese sentido el papel de Diablo siempre ha estado a cargo de esa labor, se vuelve la conciencia crítica del pueblo que a fin de año usa el personaje para criticar al gobierno, a los políticos, a los empresarios, los famosos.

Portes ahora, hace una ácida comedia tomando como base este singular personaje. Mucho se habla en noviembre de cómo los mexicanos nos reímos de la muerte, pero pocas veces se aborda el
tema de cómo ridiculizamos entre albures al mal. Este parece ser el propósito de Portes, que logra conjuntar un elenco importante con lo mejor de los comediantes mexicanos contemporáneos, lo que le da sin duda un “plus” extra que puede ser bueno para la taquilla.

La historia narra como Chucho (Cosío) un judicial que cada año interpreta al Diablo en la Pastorela de San Miguel Nenepilco, se ve destituido por quien interpretaba al Ángel (España) por el nuevo párroco  (Cobos) a la hora de repartir los papeles para la tradicional pastorela.

La verdad es que la historia puede tener varia lecturas, que van desde la crítica a la soberbia ( el principal pecado de lucifer) y la venganza desatada por una tontería, hasta una crítica del poder desde varios frentes: la policía, el gobierno, las instituciones religiosas. Ello también en un escenario confuso y violento como en el que vivimos, sin el cuál un descabellado enredo como el que nos plantea la cinta, no sería posible. Dicho de otro modo, nuestra profunda crisis tiene un lado caótico que puede resultar profundamente divertido.

La cinta funciona en momentos clave, a pesar de plantear un absurdo llevado al estreno. Grandes actuaciones y un guión más o menos decente parecen ser la clave para que la gente se ría en las salas y llegue a final de la  cinta. A ratos recuerda a Alex de la Iglesia en “El día de la Bestia” pero de cualquier forma está lejos de ese nivel de comedia
satírica.  Lo recuerda porque parte del mismo principio, hacer reír en función de la sátira de nosotros mismos, nuestros prejuicios y  nuestro particular modo de ser. ¿O no suena algo absurdo saber que el diablo está entre nosotros y todo lo que quiere, es tener el estelar de la Pastorela? La verdad si y esa premisa hace que la cinta cumpla con el cometido para el que fue hecha, hacer reír y entretener. No hay que pedirle más.

Lo mejor:

  • Las referencias a las películas sobre exorcismos, especialmente la infaltable: El exorcista.
  • El elenco hace una gran trabajo y es buena idea conjuntar tanto talento mexicano, generalmente marginado, en una sola cinta.
  • Mención especial merece Eduardo España que demuestra que puede dar mucho más de lo que le Televisa le pide.

Lo peor:

  • El final, que sinceramente cae en el exceso de querer amarrar cabos de suyo, ilógicos. No lo resuelve del todo y entonces la magnitud del drama, termina por parecer una mala broma.
  • Un queja frecuente de los espectadores hacia el cine mexicano es el abuso de las malas palabras para hacer reír, y parece que ésta cinta no es la excepción.