No cabe duda que la imaginación no tiene límites, y eso aplica desde los aspectos más positivos, hasta los quizá no tanto. Entre las formas más ingeniosas que podemos ver, son las salidas que se han encontrado para poder evadir la ley sin tener que romperla. Uno de los mejores ejemplos fue la tendencia que se desarrolló en los sesentas y setentas, que se dieron en llamar white coat movies.
Durante la década de los sesentas, los países escandinavos encontraron un excelente mercado en los Estados Unidos, pues en aquellos años, era mucho más fácil realizar cintas pornográficas en esta zona de Europa que en la Unión Americana, por lo que muchos productores se hicieron ricos simplemente importando su material. Esto llegó a tal grado, que escandalizó a las buenas conciencias de este país, que lograron aprobar una ley que prohibía la importación de cualquier cinta que contuviera sexo explícito. Sin embargo, una de las cláusulas especificaba que sólo se permitiría este tipo de contenido en las cintas de corte médico o educativo.
Pero, dado que la importación era un aspecto básico en el comercio de estos países, encontraron una forma de pasar por encima de la ley: En muchas cintas, se agregaba una pequeña introducción por parte de un hombre caracterizado como médico, que daba una pequeña introducción, y de cuando en cuando, las acciones de la misma eran comentadas con explicaciones "didácticas", aunque el contenido seguía siendo puramente pornográfico. Debido a la presencia de estos "doctores", se les comenzó a llamar White coat movies", o películas de bata blanca.
Cintas como The Language of Love, Marriage Manual, y otras tantas, se volvieron una moda en esos años. De hecho, fueron tan exitosas que las leyes de censura acabaron por relajarse, por lo que desaparecieron al hacerse innecesarias.