Si bien toda película exhibe parte de la ideología o perspectivas del director o los realizadores, existen una gran cantidad de films cuyo objetivo principal es promocionar, impulsar o atacar a determinadas ideas, grupos o puntos de vista. Este género, conocido como propagandístico, no es tan frecuente en la actualidad, pero cuando llega a usarse, suele ser terriblemente eficaz.
Curiosamente, los primeros usos del cine propagandísticos no vinieron de ningún gobierno, sino que fueron impulsados por particulares. El Nacimiento de Una Nación, de 1915, era un ataque feroz y directo contra la población negra de los Estados Unidos.
Fue hasta los principios de los años veintes, más exactamente en la Unión Soviética, que los gobiernos comenzaron a darse cuenta del valor que el cine podía tener para manipular a las masas, comenzando a producirse de forma masiva. La II Guerra Mundial fue literalmente la mayor explosión de este género, donde ambos bandos crearon una gran cantidad de cintas buscando tanto mejorar la moral propia, como destrozar la de los rivales.
Por sus características, estas cintas rara vez son éxitos comerciales, por lo que son extrañas en el circuito de salas, a menos que la idea que quieran promover sea lo suficientemente extendida como para generar ganancias, lo que de entrada la haría inútil. Sin embargo, hay excepciones, como el reciente caso de La Dictadura Perfecta, que si bien no fue un éxito enorme, permitió que pudiera recuperarse en taquilla.