En estos momentos, el nombre de Roman Polanski está en el centro de la atención mundial, aunque curiosamente, muy pocos recuerdan exactamente cual es el motivo de la acusación, y cuales fueron los puntos que han quedado en duda. Lo cierto es que este es un buen momento para analizarlo y tratar de dilucidar que hay tras de todo el escándalo.
Todo empieza en 1977, cuando Polanski actuaba como editor invitado para Vogue. La niña Samantha Gailey, entonces de 13 años, aceptó realizar una sesión fotográfica con el director. Inicialmente, la primera sesión se realizó sin problemas, o cuando menos eso declaró la víctima inicialmente, aunque luego mencionó que hubo algunos flirteos demasiado directos. Para la segunda, la versión asegura que el director le dio una copa de champaña a la que había agregado quaaludes, un sedante ligero, y que en esas circunstancias la violó y sodomizó. Tras de ello, logró conseguir una menor condena declarándose culpable, negociando los cargos a sólo relaciones sexuales con una menor. Sin embargo, las sesiones se realizaron en casa de Jack Nicholson presente, y aunque nunca se le llamo a declarar. Existe la versión de que su declaración de culpabilidad fue un consejo de su abogado, aprovechando la fobia del director a los encierros, producto de su tiempo en los campos de concentración. Obvio, eso no implica que lo consideremos inocente, pero si que quizá haría falta revisar el caso, y posiblemente aclarar un par de puntos.