Quentin Tarantino vs. Aristóteles: narrativa transgresora versus narración clásica

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Storytelling&Co. es un blog de comunicación organizacional que se fundamenta en el Storytelling, que es una estrategia de marketing donde la empresa cuenta una historia relacionada con su producto o servicio para crear una conexión emocional con el consumidor.

Ojo al detalle: Qué es el storytelling y cómo usarlo en marketing.

Storytelling&Co. publicó un análisis sobre la narrativa de Aristóteles vs. la de Quentin Tarantino, de donde acá en CINE3 nos permitimos tomar la base del debate pero para desarrollarla y concluirla de otra forma.

Empecemos por definir qué es la narrativa en el audiovisual:

 

Estructura dramática

De acuerdo al artículo de Storytelling&Co. en el siglo IV antes de Cristo, Aristóteles escribió cerca de doscientos tratados sobre diferentes temas, entre ellos la poética; comprendiendo la narración como un todo donde, la trama, los personajes y la estructura se deben fundir en uno sólo para que la historia conecté de verdad con la audiencia.

De aquí nace la división de todo relato en 3 actos—también llamados arcos, ejes o momentos—: inicio, nudo y desenlace. 

Este principio básico aplica para teatro, literatura, cómic, videojuegos, series, y como no, el séptimo arte.

Desglosemos la película animada Kubo and the Two Strings para explicar esto último:

Inicio o acto I

Nos plantean en los primeros minutos del largometraje la historia de Kubo, un pequeño niño que vive con su madre pero ésta guarda un secreto: el problema es que su familia quiere arrancarle el ojo a Kubo porque éste guarda un poder incalculable.

 

 

 

 

Nudo o acto II

Kubo se embarca en un viaje con un simio y un escarabajo samurái, en el cual debe encontrar pieza a pieza la armadura de su padre para enfrentar a su malévola familia.

 

 

 

 

 

Desenlace o acto III

el clímax o conclusión llega cuando Kubo se enfrenta cara a cara a su abuelo, el antagónico de la cinta.

¿Quieres leer a profundidad del tema? Estructura del relato del planteamiento hasta el desenlace.

Aunque la estructura que escribió Aristóteles data de muchísimos años atrás, lo cierto es que aún hoy en día aplican esa fórmula para montón de material narrativo que van desde libros como Rosario Tijeras, videojuegos como Spec Ops: The Line, series como Yo soy Betty, la fea y películas como El abrazo de la serpiente.

Quentin Tarantino: Pulp Fiction como rechazo a la estructura clásica

En 1994 Pulp Fiction significó un balazo a quemarropa para la industria cinematográfica convencional de Estados Unidos; la película desarrolló y nutrió una serie de tramas que una vez culminadas significaron un gran rompecabezas de situaciones que se unieron como un todo para entregar un producto final complejo, pero que huele a amor por el cine a 24 fotogramas por segundo.

Técnicamente Pulp Fiction tiene un montón de arcos y los culmina a voluntad; algunos se completan viendo otro relato que a simple vista no parece tener nada que ver, pero en realidad sí—algunas historias concluyen a la mitad de la cinta—.

Esta narrativa transgresora toma de base la fórmula clásica y la lleva a un nuevo nivel: otras formas de narrar menos simples.

Algo que ya se había visto en la literatura cuando Julio Cortázar publicó en 1963 su novela Rayuela, donde no hay una forma lineal de leer el libro: hay dos posibilidades de leer el libro; una, que se lee de corrido y va del capítulo 1 al 56; y la otra, que se lee en modo aleatorio, empezando por el capítulo 73, siguiendo luego en el orden que se indica al pie de cada capítulo.

(Julio Cortázar hablando sobre Rayuela).
Andrés Caicedo (Imagen sacada de www.escritores.org)

Influencia que acá en Colombia haría que Andrés Caicedo escribiera su antología Calicalabozo o su célebre novela adaptada al cine: ¡Qué viva la música! donde el autor se sirve de lo establecido por Aristóteles para transgredirlo y crear otro tipo de voces más complejas y menos lineales—años más tarde Rafael Chaparro Madiedo haría lo mismo con Opio en las Nubes—.

Esta nueva forma de contarle a los cinéfilos un film llevó a una madurez del medio que una vez se dejó de limitar a si mismo: permitió relatos más salvajes y menos predecibles.

En el año 2000 de la mano de Christopher Nolan asistimos al delirio de Memento y su forma de hablarnos al revés; contándonos de entrada el desenlace luego el nudo y cerrando con el inicio. Apenas dos años después Gaspar Noé nos asombraría con esa misma forma de relatar pero con Irreversible; esa forma de narrar invertida es la que le da se ritmo frenético al filme. Pero si queremos ser más estrictos con una narrativa compleja que deje atrás la narración clásica: Elephant (2003) de Gus Van Sant y la forma como nos muestra el panorama fragmentado antes de la masacre de Columbine sería la elección más acorde al tema—en lo personal creo que su plano secuencia permanente no tiene nada que envidiarle al de Birdman—.

Al final: una relación simbiótica

Una base de la innovación es conocer a profundidad el campo donde se pretende innovar; las referencias son necesarias para no caer en el tributo no deseado o en un simple pequeño paso.

Sin lo establecido por Aristóteles no habría qué transgredir; es decir, Tarantino como el cinéfilo empedernido que se nota que es, conoce a profundidad las formas de contar una anécdota—fetiche de la mayoría de los personajes que ha creado—, entonces parte de la base convencional que utiliza el cine para comunicar y crea su propio estilo.

Es como hablar del papel del grabado en la pintura y la fotografía, y de cómo de alguna manera se complementan las artes para crear algo nuevo.

Finalmente, ni Tarantino es mejor que Aristóteles o viceversa, simplemente aportan nuevos mecanismo de narración desde su época—técnicamente el griego lo estableció—, así Tarantino no haya inventado la rueda su aporte está al nivel de la invención del carro.