Uno de los clichés más viejos dentro del cine slash, es el de la llamada last girl, la muchacha virgen, indefensa y sumisa que siempre sobrevive al asesino, y que usualmente acaba matándolo de alguna forma más bien fortuita. Si bien era ya una figura tradicional, muchas feministas se habían quejado del estereotipo, pues aseguraban que servía para perpetuar la imagen de la mujer-víctima, que dependía del hombre para su seguridad. Si bien no ha desaparecido completamente,
En esta nueva cinta de Oliver Blackburn, vemos de regreso a Ashley Greene como una last girl tradicional, que se queda sola en el campus durante las fiestas de Acción de Gracias, sólo para descubrir que un grupo se ha apoderado del lugar, y que piensan hacerla su víctima. En esta cinta, si bien comienza como una chica indefensa y miedosa, la necesidad de sobrevivir la hará cambiar poco a poco, adaptándose a la situación y forzándola a cambiar de manera gradual.
Si bien la cinta se torna aún más predecible que las más tradicionales, este cambio de orientación la hace algo más interesante, por lo que valdrá la pena concederle una oportunidad.