Rare Exports. Un cuento de navidad

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El cine fantástico nórdico se encuentra hoy en día en un estado de envidable salud. Lo que a priori podría parecer una moda pasajera, en realidad hunde sus raices en el siglo XX. Podríamos poner muchos ejemplos que lo atestigüen, pero como para muestra sirve un botón, seremos capaces de vislumbrar lo cierto de esta afirmación sin más que nombrar a uno de los grandes cineastas del siglo pasado, Ingmar Bergman; aunque para los que quieran huir de tópicos, podemos referirnos a la más reciente historia de vampirismo de Lat Den Ratte Komma in, traducida en los países de habla hispana como Déjame Entrar, de Tomas Alfredson, o a Trolljegeren (2010) del noruego Andre Overdal. Sin embargo, el cine escandinavo, trufado de grandes producciones que han traspasado sus fronteras, siempre ha adolecido de falta de ritmo, ese pequeño inconveniente que ha hecho que las salas comerciales sean reticentes a recibir estrenos procedentes de los paises ribereños del báltico.

Por eso resulta fácil entender que la difusión de Rare Exports, de Jalmari Helander, haya tardado un año en llegar a las pantallas españolas y que no se postule para ser estrenada fuera del mercado de DVD en Iberoamérica.

Sin embargo, Rare Exports es una película que resulta atípica en muchos sentidos. Es un cuento de navidad, como los que en estas fechas suelen copar las carteleras a nivel mundial, pero donde se vuelve al mito original de Papá Noel, el de la criatura demoníaca que saciaba su hambre en base a una peculiar dieta infantil con el que los norteños, en los albores del cristianismo, explicaban las desapariciones infantiles propias de los crudos inviernos de la región. La película está basada en una serie de cortometrajes del propio director (Rare Exports Inc de 2003 y ,Rare Exports Inc 2 de 2005) fáciles de encontrar por la red, ya que son de libre difusión y que pueden servir de extraordinario preámbulo al largometraje para entender el tipo de cinta ante el que nos encontramos.

Rare Exports se suma así a la ola de películas que tratan un tema infantil al que dan un giro de horror para bucear en los orígenes de estas historias. Sin embargo, la película de Helander aporta frescura, la misma que echábamos en falta en Don't Be Afraid of The Dark (2010) de Troy Nixey y que viene en forma de ambientación. No nos encontraremos a la ya clásica familia acomodada de Estados Unidos, sino a rudos lapones acostumbrados a los rigores de la Europa más septentrional. No cabe duda de que Rare Exports habría sido una película muy diferente sin este vehículo que no pocas veces sirve en bandeja escenas de un fino humor negro que difumina el terror de la propia historia.

El argumento resulta realmente novedoso. En las montañas del norte de Finlandia, una excavación arqueológica llevada por un millonario diletante obsesionado con la idea de Santa Claus revela un terrible secreto al tiempo que los niños de la zona comienzan a desaparecer. En un momento dado, un grupo de pastores de renos, capturan al que a todas luces es el responsable de dichas desapariciones. El grupo, asfixiado por las deudas, tratarán de sacar beneficio económico del hallazgo sin saber muy bien el terreno que están pisando, lo que desencadena una serie de acontecimientos cuyo desenlace sorprenderá al espectador.

En Rare Exports nos encontraremos la espectacular fotografía con la cual el cine nórdico se caracteriza, una banda sonora inquietante por momentos y unas interpretaciones realistas que nos harán percibir que estamos viendo algo fuera de los cánones habituales, cosa que valoró tanto el jurado como el público del festival de Sitges 2010 al otorgarle cuatro premios, lo que a priori es una garantía.

Sin embargo, no debemos  olvidar que es un cuento de navidad lo que muestra Rare Exports, y así, habrá su buena dosis de magia navideña manifiesta en sus escenas finales, lo cual redondea la película y la hacen altamente recomendable para aquellos espectadores ávidos de nuevas historias y desafíos argumentales.