Recordando a Flor Silvestre

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La llamada Edad de Oro del Cine Mexicano fue una oportunidad para que muchos artistas de los más diversos campos a probar suerte en la actuación. Algunos no lograron despuntar en la pantalla, aunque la gran mayoría fue bastante aceptable. Pero por otro lado, hubo algunos cantantes que se convirtieron en leyendas del medio, demostrando un talento notable frente a las càmaras. Una de ellas nos dejó el día de hoy, dejando tras de sí un legado dif´´icil de superar. Flor Silvestre.

Nacida como Guillermina Jiménez Chabolla en Salamanca, el 16 de agosto de 1930, en una familia dedicada a la música ranchera. Cuando se trasladaron a la Ciudad de México, la joven se inclinó por el llamado de la música, y debutó a los 13 años. Poco a poco fue haciéndose de reconocimento, siendo ya reconocida tras de ganar un concurso en la XEW, cambiando su nombre artístico al de Flor Silvestre, que fue rápidamente elevado a la fama.

Aunque ya célebre como cantante, en 1850 experimentò en la cinta Primero soy Mexicano, en un papel pequeño, pero donde demostró una soltura que llamó la atención del medio. A partir de ahí, comenzó a crecer rápidamente, colocándose rápidamente en protagónicos.

De 1950 a 1960, Flor Silvestre actuó en una gran cantidad de cintas, y si bien la gran mayoría estuvo enclavada en el género ranchero, se movió con igual facilidad en otros ámbitos. Contraería matrimonio con Antonio Aguilar, con quien formó una familia con gran talento artístico.

Entre las cintas en las que participó están El Lobo Solitario, La Rebelión de La Sierra, Pueblo en Armas, Escuela de Verano, Los Hermanos Karambazo, El Ojo de Vidrio y Ánimas Trujano, por mencionar sólo algunas de ellas.

Flor Silvestre fallece el 25 de noviembre en la Ciudad de Zacatecas, dejando tras de ella una leyenda del cine mexicano.