A George Lucas le gusta Rogue One, le agradó más que Star Wars: Episode VII The Force Awakens, en esta ocasión no habla de haber vendido a su creación a los traficantes de personas, a pesar de que este spin-off y la cinta que vimos hace un año claramente no tendrían sustento sin su seminal obra estrenada en mayo de 1977.
Estas cintas que primero fueron antología y ahora se conocen como "historias de Star Wars" eran una apuesta de la casa del ratón por hacer rentable la adquisición de la galaxia muy, muy lejana, por aquí señalamos que todas las notas que hablaban de problemas por las filmaciones adicionales estaban erradas, también hace más de un año hablamos de que su taquilla no sería semejante a la del despertar de la fuerza, y que todos los que se centraran en esos dos aspectos deberían tomarse unos segundos para reflexionar si su "contenido" le hace bien a alguien.
Como hicimos el año pasado, no habrá spoilers.
Rogue One y su precuela Star Wars: Catalyst: A Rogue One Story son una recompensa para los seguidores del nuevo canon de Star Wars, la relación entre Galen Erso y Orson Krennic que no aparece en la película comienza en el periodo de las guerras clonicas, Jyn Erso nace durante ese conflicto, son obras que unen las dos primeras trilogías e incorporan a personajes que aparecieron en las precuelas que a algunos les gusta golpear, para el fan que vio las seis temporadas de The Clone Wars y se dio la oportunidad de leer los últimos libros: Ahsoka y Catalyst , ni el tono de la cinta (más ambiguo entre el bien y el mal), ni los sutiles detalles como el voceo de un general Syndulla (el primero que dijo : "No es terrorismo, es lucha por la libertad") pasan desapercibidos, ha tomado unos años, pero el trabajo del Lucasfilm Story Group está siendo apreciado.
En el camino al Despertar de la Fuerza, erróneamente se hablo de "efectos tradicionales", como una manera de recuperar la fe de los fans de más edad de LA saga, Rogue One no comete la misma pifia, sus efectos digitales están haciendo lo que parecía imposible, John Knoll todavía tiene trucos bajo la manga, y de verdad que vale la pena ser testigo del trabajo de este genio en la pantalla grande, no diremos más, pero nunca como ahora el nexo entre trilogías es coherente las películas que la gente odia no son malas por los efectos especiales, son herramientas que no han encontrado a las mejores manos, cuando se usan como en esta película, de verdad que las posibilidades hacen emocionar al más escéptico.
El error más grande que cometen algunos de los que se quedaron atrapados en los 80s respecto a su percepción de lo que es Star Wars es querer limitarla, para ellos, Star Wars es batallas, espiritualidad simplona y accesible, especies alienígenas vistosas y poco más, y si algo hizo George Lucas, seguido por Dave Filoni, en los años posteriores fue señalarnos ese error, Star Wars es un lienzo enorme, en el que se pueden contar historias que combinan o pertenecen a géneros diversos, tenemos Kaijus, la aventura que se asocia con la saga de manera más común, y hoy, tenemos una historia bélica, que además de dejar de lado la clara división entre los buenos y los malos, se pregunta, ¿es que el fin justifica los medios?, sólo sorprenderá a los fans que sólo conocen las películas, para el resto, los que seguían las aventuras del Rogue Squadron este es terreno familiar, por ello, la cinta encontrará a muchos de estos enfoques limitados, que señalaran que "no se siente como Star Wars", y , aunque así lo sientan, se equivocan (aún si 2016 parece ser el año en el que lo que uno cree puede superar a los hechos)
La música (compuesta contra reloj) de Michael Giacchino, los cameos, las referencias ocultas a las mayorías, la primera representación en Live Action del poderío de uno de los más grandes personajes del cine, los vasos comunicantes con aquella cinta que improbablemente cambió la historia, todos funcionan para los aficionados, después de todo es indudable que Gareth Edwards es "uno de los nuestros".
No, nadie necesitaba de esta historia, pero, los humanos somos seres de narrativa antes que otra cosa, y cuando las cosas se hacen tan bien, uno no encuentra razón para el reproche.
Si algo puede obrar en contra de la cinta es que al tratar de tantos personajes nuevos (y algunos no tan nuevos, pero conocidos por una minoría), la primera hora se mantiene sólo a través de su ritmo frenético.
Rogue one tiene buena hechura, un gran reparto que por numeroso no tiene oportunidad de dejar respirar a cada uno de los nuevos nombres, un novedoso enfoque a las historias que se pueden contar en el universo que George Lucas nos regaló, suficientes referencias a las otras obras en el nuevo canon para hacer sonreír y sentir recompensados a los que han/hemos dedicado años en aquella galaxia y espectáculo de sobra, esta es una gran adición a las películas, una cinta que cierra de buena manera un 2016 que ha sido desastroso en muchos sentidos, y que después de la sorpresa de Noviembre, se siente más atinada que nunca.
K-2SO para presidente.
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