Cine de culto: Santo vs. las mujeres vampiro, la otra cara del género de terror

| | , , ,

El cine de luchadores ha sido el principal género cinematográfico de culto que ha dado México. Si bien las primeras películas se centraban en aventuras realistas, su despunte vino cuando se mezclaron luchadores y elementos de terror. De acuerdo a Emilio García Riera, en Breve historia del cine mexicano, primer siglofue Chano Urueta quien inició la fusión del cine de luchadores con el de horror, “poco cultivado en México desde los treinta”. Urueta filmó entonces dos películas: El monstruo resucitado (1953) y La bruja (1954). En esta última, “hicieron papeles secundarios y premonitorios los luchadores profesionales Lobo Negro y Vicente Lara Cacama”.

Monstruo Resucitado

Así, de 25 películas de luchadores que se filmaron en los albores de los sesentas, quince mezclaron los temas misteriosos.

Sobresale una, cuya importancia es demasiada, pues ayudó a que el género quedara arraigado como expresión cultural. Así, independientemente de la lucha libre como tema recurrente, el cine de luchadores se volvió parte de la identidad nacional.

La película de la que hablamos es Santo vs. las mujeres vampiro, dirigida por Alfonso Corona Blake y estrenada el 11 de octubre de 1962, hace más de medio siglo.

Santo vs las mujeres vampiroEl Cine Mariscala fue el lugar merecedor del estreno de la cinta, en tiempos en que no podían costearse decenas de copias para realizar exhibiciones simultáneas en todo el país. El Mariscala había sido inaugurado el 27 de marzo de 1948, y hasta hace pocos años se mantenía como uno de los últimos cines a la vieja usanza aún en funcionamiento. El circuito de cines de barrio se extinguió en un proceso iniciado con la “nacionalización” de Echeverría y terminado con remate de COTSA por parte del gobierno salinista. Hoy, la ciudad está infestada de las grandes cadenas, que si bien son mejores en más de un sentido, perdieron mucho del ambiente amigable, familiar, que caracterizaba a las viejas salas.

Volviendo a García Riera, sobre Santo vs. las mujeres vampiro, dice que representó la síntesis entre el cine de luchadores y el cine de horror: “Esa película fue presentada en un festival europeo (el de San Sebastián) y mereció el aprecio de algunos críticos en Europa y en los Estados Unidos. En su libro Horror Movies, An Illustrated Survey (Ed. Panther Books, Londres, 1971, p. 231), dijo de ella el crítico Carlos Clarens (cubano residente en Estados Unidos) que era, junto con la también mexicana Ladrón de cadáveres, la que mejor había logrado ‘mezclar lo atlético con lo macabro’. Sin embargo, el cine mexicano de luchadores solía ser indigente y repetitivo”.

Santo 014

Santo vs. las mujeres vampiro se entrenó en 1963 en los Estados Unidos bajo el nombre de Samson vs. the Vampire Women. Como era de esperarse, allá fue una B Movie (en un programa doble, se exhibía primero la película B, de bajo presupuesto, y después la película estelar, de los grandes estudios), pero en México causó una gran expectación desde que su estreno fue anunciado. Santo era ya un gladiador ampliamente reconocido. Veterano de los cuadriláteros, se había rehusado a filmar películas al inicio de su carrera, pero cuando en los rings ya surgían nuevas figuras como René Guajardo, decidió probar suerte. Había filmado simultáneamente en Cuba dos filmes: Santo contra cerebro del mal y Santo contra hombres infernales, que si bien se estrenaron en 1961, habían sido rodadas en 1958. El actor Joaquín Cordero recordaba sobre Santo: “Era moreno, de cejas pobladas, calvo y de pocas palabras. Parecía un serio profesor”, y sobre la accidentada filmación en ese año histórico para Cuba, dijo: “Redoblamos esfuerzos y concluimos precipitadamente. Abandonamos la isla apenas una hora antes de que entrara Fidel Castro en La Habana”.

Las películas con vampiresas se habían puesto de moda gracias a Et mourir de plaisir (1960), película francesa de Roger Vadim, así que el productor Alberto López Perea vio con buenos ojos el guión presentado por el director Alfonso Corona Blake, quien había ganado notoriedad por la exitosa Yo, pecador (1959), complaciente cinta autobiográfica –filmada a colores—escrita y estelarizada por José Mojica, el famoso tenor operístico convertido en clérigo.

Fue jueves el día de su estreno. Al iniciar la proyección, comenzó a escucharse la música del maestro Raúl Lavista, sin duda la estrella de la película, pues a la distancia, cualquier imperfección técnica puede perdonársele al trabajo final gracias a las formidables melodías, cuyos acordes envolventes siguen siendo estremecedores.

Santo 005

La historia es planteada de inmediato: Un castillo cuyo interior asemeja una mansión del siglo XIX, totalmente en abandono, y en cuyo sótano se encuentran varios ataúdes. Allí, despierta Tundra, “La gran Sacerdotisa de las mujeres vampiras” (sic), interpretada por la peruana Ofelia Montesco, quien funge dentro de la extraña sociedad insepulta el rol de poder espiritual, en contraparte al poder temporal encarnado por Zorina, la reina de las vampiras. Ellas tienen como dioses a “Selene, inmortal”, es decir, la luna (cuya luz puede devolverle a las vampiras una apariencia jovial) y al mismísimo Satanás, quien aparece sólo como una sombra.

Santo 006

Las vampiras son una sociedad matriarcal que se asemeja a las míticas amazonas, incluso en la vestimenta de estilo heleno. La líder y real protagonista es Tundra, quien revive a unos esbirros (quizá vampiros eunucos): Igor, Marcus y Taras (interpretados por tres luchadores: el guionista Fernando Osés, Lobo Negro y Frankenstein, respectivamente), y la doble misión es obtener víctimas que devuelvan a la vida a Zorina, así como localizar a su sucesora, una jovencita llamada Diana (María Duval), la hija del profesor Orloff (Augusto Benedico).

Diana aparece en su mansión tocando el Claro de luna, de Beethoven, cuando llega hasta fuera de su ventanal la siniestra Tundra, provocando la inquietud de la joven y la preocupación tanto de su padre, como de Jorge (Xavier Loyá), su prometido.

Anticipando el peligro, el profesor Orloff manda llamar a Carlos, un detective interpretado por un Jaime Fernández, más acartonado de lo normal. Sin embargo, no le dice realmente cuál es el problema. Posteriormente, Orloff toma un pergamino y una lupa, y lee para sí y para el espectador:

“Transcurridos doscientos años, Tundra se vengará en una descendiente de Rebeca. Esta infeliz criatura heredará la misma vergüenza de su antepasada. Al cumplir los veintiún años, será iniciada en los negros rituales de las mujeres vampiro para suceder a Zorina. En su hombro izquierdo llevará la marca de un vampiro, sello inconfundible de su trágico destino”. No sorprende tanto la facilidad con la que Benedico puede leer el pergamino como la traducción, pues el lenguaje ideográfico egipcio se transforma en un idioma tan rico como el español moderno. Como sea, la actuación de Benedico es pieza importante en la película, y precede a la fórmula de primer actor llevando la carga, algo que Corona Blake repetiría en cintas como Santo en el museo de cera, con Claudio Brook.

Lo que ha descifrado Benedico en los pergaminos es que 200 años atrás, un antecesor de Santo hizo fracasar la sucesión de Zorina por Rebeca, antepasada de Diana, y vienen por ella en esta nueva oportunidad.

Por supuesto que como toda buena película de luchadores, Santo vs. las mujeres vampiro debía tener combates reales. El primero de ellos es un movido encuentro de parejas en el que el Enmascarado de Plata hace equipo con Black Shadow para enfrentar a Ray Mendoza y Rodolfo Cavernario Galindo. El segundo sucede ya avanzada la película, y es un mano a mano entre Bobby Bonales y Eduardo Bonada, el cual gana Bonales con dos quebradoras que se ven en realidad brutales. La segunda de ellas la mantiene como llave de rendición, para terminar el encuentro.

Santo 003

El anunciador Picoro presenta a continuación la lucha estelar, en donde Santo expone su máscara ante El Enmascarado Negro. Para entonces, el profesor Orloff ha contactado al héroe para ponerlo al tanto de la situación y las vampiras han secuestrado víctimas para revivir a Zorina. La aparición de esta reina de las vampiras significa uno de los momentos más importantes de la película, pues si hasta ese momento la Montesco había sido el atractivo visual, teniendo una poco agresiva competencia con la Duval, la despampanante Lorena Velázquez borra de tajo cualquier competencia de belleza. También presenciamos un intento de rapto en un baile de disfraces y una interpretación del bolero Sonata de amor, de Mario Álvarez, en la voz del tenor Fabián Grey.

Comienza, pues, la lucha de Santo y El Enmascarado Negro, quien en vestidores fue remplazado por Osés, así que el duelo se sale de toda proporción. Vaya que Osés tenía una gran calidad como luchador, superando a muchos de los estrellas de su generación, pero para entonces había enfocado su talento en el cine, escribiendo y participando en prácticamente en cada título que era filmado. Santo es derrotado en la primera caída, pero se sobrepone en una segunda que debió perder por descalificación, pues le arranca la máscara a Osés, dejando ver a un licántropo. La escena es muy efectiva, perturbadora, sobre todo para los estándares de la época. García Riera escribe en otra de sus obras: “Algunos críticos franceses, divertidos con la película (pero no entusiasmados, ni mucho menos, con su director Corona Blake) vieron convertido en hombre lobo a Fernando Osés al final de su encuentro con Santo en el ring, pero eso no sale en la copia de la película que vi en televisión”.

Santo 009

Se entiende, entonces, que la cinta fue en algún momento censurada en esa escena, quizá sólo para televisión, sin duda porque debió haber causado pánico entre el público infantil. Hoy en día, la aparición de Osés como lobo puede parecer asunto risible. Incluso fue tomada a manera de comedia no sólo en la edición de Mystery Science Theater 3000 en la TV estadounidense, sino también en los videos de Stranglemania, publicados en formato VHS por el dueto de músicos-luchadores Insane Clown Posse, en los noventa. En esos videos, los clowns narran de manera cómica luchas de Japón (principalmente de FMW e IWA Japan), pero también de Santo.

Santo 008

Siguiendo con la cinta, el argumento sigue el desarrollo normal de estos dramas: La chica es capturada y el héroe llega a rescatarla. Aunque en este caso, el héroe también es capturado. Como el espacio se agota, también apuro los detalles, y eso quizá hicieron los guionistas Osés y Orellana en su momento, pues una vez que Santo es capturado, su salvación sucede por obra de un verdadero caso de Deus Ex Machina, ya que al parecer las vampiras olvidaron cerrar las cortinas.

Santo 016

Santo (quien nunca comparte escena con Lorena Velázquez, cuyas apariciones son tan limitadas que debieron haberse filmado en un solo día) completa la labor del sol en un frenesí piromaniaco, para luego sacar del castillo a Diana, entregándola al profesor Orloff, quien aunque no agradece al plateado antes de que este parta en su convertible, sí le dedica las palabras con las que la cinta baja el telón:

— Dios lo bendiga.

— ¿Quién es, papá?

— Nadie lo sabe. Nadie lo sabrá nunca. Pero en esta época en que la maldad de los hombres busca su propia destrucción, él estará siempre al servicio del bien y la justicia.

.