EL SIGUIENTE TEXTO ANALIZA LA VERSIÓN DOBLADA AL ESPAÑOL DE LA CINTA
Snoopy y Charlie Brown es un caso más de historias antiguas en un contexto moderno, como ocurrió con El Principito a mediados del año anterior. Pero aquella circunstancia no afecta en absoluto la calidad de la cinta. Si acaso, reafirma como algunas cosas, independientemente de su edad, nunca pierden el encanto.
La cinta de Steve Martino y co-escrita por el hijo y nieto de Charles Schulz, creador de la tira cómica Peanuts, es a la vez fiel y novedosa desde un punto de vista técnico. El 3D generado por computadora aún protagoniza un sector del cine animado, y Blue Sky, el estudio detrás de la cinta, tiene experiencia con la realización de series fílmicas como La Era de Hielo o Río. En el caso de Snoopy y Charlie Brown, la fidelidad a los trazos de Schulz es prioritaria: aún cuando todos los personajes están modelados en 3D, su corporeidad y relación con el entorno se acerca más al 2D que el movimiento frenético probablemente esperado en producciones de Pixar.
Pero más allá de la técnica, ¿qué se puede narrar si la fuente original resulta ser una de las tiras cómicas más longevas? (publicada desde 1950 hasta 2000) En vez de hacer un collage, como ocurrió con la poco memorable adaptación cinematográfica de Mafalda, la cinta cuenta su propia historia, sin olvidar, al mismo tiempo, las características más memorables de su fuente original. Después de breves escenas donde se introduce al ensamble, Charlie Brown se aburre en otro día escolar, donde los adultos (que siempre se expresan en un sonido de trompeta agripada) continúan manifestando exámenes, tareas, y demás actividades fatídicas.
Pero su vida cambia con la llegada de una nueva alumna, una chica pelirroja que automáticamente se convierte en un primer interés amoroso. El resto de la trama se enfoca en los intentos de Charlie Brown por obtener su atención, y el frustrante fracaso que sufre al intentarlo. Es aquí donde la cinta quizás regresa al espíritu de la tira cómica: quizás pasajero de cara a hacer un arco narrativo complejo, pero enfático en la acción, en observar las acciones de Brown, y la reacción que estás provocan tanto en su entorno como la audiencia. Si el objetivo es crear una narrativa más “tradicional” quizás las aventuras del increíble Snoopy, paralelas a las de Brown, cumplen mejor el propósito.
Mientras su dueño lucha con los misterios y frustraciones del primer amor, Snoopy lo convierte en una aventura literaria, acompañado de su fiel amigo Woodpecker. Más pronto que tarde, la narración escrita se vuelve demasiado real, y el perro de Charlie Brown se ve transformado en un piloto de la Primera Guerra Mundial (elemento original de la tira cómica), enfocado en vencer al barón rojo y rescatar a su propio interés amoroso, en la forma de un poodle aviador. Las secuencias de “batalla” de Snoopy son ciertamente lo más cercano que la cinta tendrá a escenas de acción, pero ni siquiera esto se aleja del elemento más entretenido de la cinta: su humor.
No es que ese descubrimiento sea del todo original: la obra de Schulz carga aquel humor desde hace décadas. La cinta sólo lo transforma en animación adictivamente disfrutable (especialmente cuando Snoopy es parte de la escena), y cuenta una historia de identificación universal a su alrededor. Snoopy y Charlie Brownpodría estar a la altura de la primera Toy Story, y al mismo tiempo, es un excelente punto de partida para explorar más: más de los personajes, más de la tira cómica, más películas, etc. Es un regalo para los lectores de Schulz, y prueba, para nuevas generaciones, de por qué Charlie Brown es tan importante en la narrativa mundial.
Manuel Cruz
@cruzderivas