Sorpresas y decepciones en Sitges 2011

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Corresponsal de homocinefilus en España

El segundo día de competición en Sitges se ha visto marcado por la decepción que ha supuesto a ojos del público The Divide el esperadísimo nuevo título de Xavier Gens. Habiendo sido liberados los primeros minutos de la película para su visualización a través de internet, el sentimiento común ha sido claramente el de una película a la que le sobra metraje, y que es marcada por el comienzo, una representación espectacular de un apocalipsis nuclear, y el final, visualmente muy atractivo con el sello del realizador de Hitman (2007) y Frontiers (2007) pero del que nos esperábamos mucho más.

La sesión contó con el aliciente de ver recibir a un revitalizado Michael Biehn el premio honorífico "La Maquina dels temps", más que merecido a merced de sus interpretaciones en Aliens (1986), Terminator (1984), Abyss (1989) por nombrar sus principales títulos.

Intruders

Mucho jugo ha dado también el pase para la prensa de Intruders de Juan Carlos Fresnadillo en lo que supone una vuelta más en lo que cada vez toma más cuerpo como un subgénero propio; cuentos infantiles contados para un público adulto. En palabras del propio director, la película explota los temores infantiles que, siendo introducidos en las mentes a edades tempranas, se convierten en una sucesión de traumas que se tratan de superar durante el resto de la vida. La película resulta en un eficiente ejercicio de estilo que dirige un auténtico cartel de lujo encabezado por Clive Owen, y en el que destaca como secundario Daniel Brühl en un papel corto, pero lleno de intensidad.

Y es que Daniel Brühl ha copado gran parte del protagonismo en este arranque de festival, en este caso como actor principal en EVA de Kike Maíllo que también se adapta, con un guión eficiente y una fotografía precisa en el concepto de cuento, en este caso, y como se vio en Inteligencia Artificial, leif motiv de este festival, revisa el cuento de Pinocho en clave futurista, en una indeterminación correcta entre utopía y distopía, en una cinta fuertemente avalada por la demanda del público para segundos pases.

Si de cuentos hablamos, hay que mencionar la japonesa Scabard Samurai, la gran sorpresa hasta el momento del festival y que consiste en un drama decorado (aunque suene contradictorio) de elementos cómicos, por momentos hilarantes, que narra una historia de superación personal fuertemente marcada por el honor y con un final emotivo que invita a la reflexión desde la diferente óptica del concepto cinematográfico nipón.

Entre medias podemos interponer The Caller, una producción Puerto Riqueña dirigida por Mathew Parkhill y que dirige a Rachel Lefevre y a Stephen Moyer en un efectivo e intenso thriller psicológico de bajo presupuesto que juega con las paradojas espacio temporales y que nos trae un concepto novedoso en el cual el psicópata se encuentra situado no en nuestro tiempo, sino en el pasado, lo que le provee una suerte de invulnerabilidad muy interesante en un concepto correctamente explotado.

Y es que, al menos en sus primeros días, esta edición del festival está resultando marcada por los cuentos infantiles y como los miedos reflejados de estos se proyectan en edades más adultas en terrores apocalípticos que se han perciben como reales por primera vez en mil años a raíz de los terribles sucesos terroristas del 11-S. Ya lo decía el director, Angel Sala en la presentación, aún veremos acabarse el mundo múltiples veces durante este festival.
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