Spy: Una Espía Despistada, una buena premisa que no alcanzó a cuajar

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Si bien el género de espías se ha mantenido fuerte desde la década de los setentas, no podemos negar que en estos últimos años ha tenido un fuerte renacimiento, lo que nos ha permitido ver las más diversas variaciones del tema. En la última de estas entregas, más inclinada a la comedia, nos encontramos con una historia que, si bien en el punto básico parecía interesante, no alcanzó a llegar a todo lo que podía ofrecer.

El traspasar un agente de escritorio al servicio activo era una premisa especialmente interesante, pues es un hecho que muchos de los que están en ese caso realmente sueñan con el glamour que conlleva el segundo, a pesar de que la realidad no lo sea tanto. Pero en el caso de Spy: Una Espía Despistada, casi todo se pierde en slapstick y humor físico, con una exploración mínima de las opciones que da la trama. Obviamente, este tipo de situaciones son la especialidad de McCarthy, y sin duda fue una buena elección para ello, pero incluso en esta cinta podemos ver un potencial desaprovechado, en donde la actriz podría dar mucho en una comedia de caracteres, oportunidad que, desafortunadamente, no le permiten explotar.

La cinta es recomendable sólo para pasar un buen rato, y aún así, no alcanza a sostenerse todo el tiempo. Es un hecho que, si Melissa no comienza a ampliar su abanico, muy pronto se verá repitiendo una fórmula que se desgasta con gran rapidez.