Suicide Squad, la película de los villanos de DC obligados a luchar por la justicia fue, desde su concepción, una película maldita. No sólo los fans del Universo Cinematográfico de Marvel buscaban arruinarlos, sino también tenían que esquivar el fuego amigo de los fans de DC —tanto los que decidieron de buenas a primeras odiar las películas, como los que se sintieron traicionados porque este filme canceló la posibilidad de una serie televisiva de Suicide Squad (en aquel universo, tuvieron que matarlos fuera de pantalla).
La crítica se le ha ido al cuello a este trabajo de David Ayer, quien parece que no imaginaba una acogida tan mordaz. Una recepción que, nos parece, es exagerada, pues los positivos superan a los negativos.
El principal negativo es que la acción está ubicada en el Universo Cinematográfico de DC, ese mundo infernal y oscuro que concibió Zack Snyder a petición de los ejecutivos de Warner Bros., quienes creyeron ingenuamente que el éxito de la trilogía de Dark Knight, de Christopher Nolan, se debió a que era oscura.
Sin embargo, ese punto negativo termina jugando a favor de Suicide Squad, pues el guión es oscuro. No es una hollywoodesca historia de redención como muchos temíamos: Los villanos son villanos. Son tipos malos, ladrones y asesinos. Aunque logran generar empatía en el espectador, no permiten que nos olvidemos que ellos son los malos y que no van a cambiar.
Sí, es verdad, son capaces de actos heroicos y sacrificios, pero eso no implica que sean buenos. David Ayer lo deja muy claro, sobre todo en los diálogos de Harley Quinn. Y si Deathshot hace algo de bien, lo hace pensando en su hija, no en ser buena persona, porque si lo dejan libre irá a buscar a Batman para matarlo.
El segundo negativo es el Joker. No esperaba mucho de Jared Leto, pero cuando fui a ver The Dark Knight, esperaba mucho menos de Heath Ledger. La diferencia es que Ledger fue genial, mientras que Leto es plano y poco inspirado. Lo salva su voz, así que hay que ver la versión en inglés.
El tercer negativo es la elección de villano principal: The Enchantress, y eventualmente su hermano, le dan a la película un tono sobrenatural que no era necesario. Demasiada destrucción que no atrajo la atención ni de Batman ni de Wonder Woman ni de Flash (Superman está muerto), a pesar de que se desarrolló a lo largo de varios días. Enfrentar a alguna amenaza más mundana habría tenido mayor efectividad, pues finalmente la idea es que Suicide Squad haga operaciones encubiertas, el trabajo sucio.
En cuanto a lo positivo, el guión fue brillante, en la tónica de Ant-Man o Deadpool, pero sin caer en lo pretensioso. Los chistes están donde deben estar y no hay tanta verborrea innecesaria como en las películas de Snyder.
El elenco también es bueno. Jared Leto, a pesar de ser un mal Joker, es mil veces mejor que el remedo de Lex Luthor de Batman V Superman. Will Smith logró superar a Michael Rowe, que había interpretado a un muy buen Deadshot en Arrow. Margot Robbie, por su parte, logró a una Harley Quinn muy equilibrada (aunque suene paradójico), pues en ningún momento llega a caer mal. Robbie, de hecho, mejoró a un personaje que en los cómics suele ser odioso.
El resto del equipo también es interesante: Jai Courtney como el Capitán Boomerang, Adewale Akinnuoye-Agbaje como un Killer Croc de tamaño normal, Karen Fukuhara como Katana, Adam Beach como Slipknot, y Jay Hernández como El Fuego.
Hay que agradecerle a David Ayer que, a pesar del reparto multiétnico, no cayó en el juego fácil de los estereotipos, logrando crear un equipo bien amalgamado donde todos son iguales entre sí. En el caso del público latino, les gustarán las palabrotas en español que dice El Fuego (y su esposa), que quién sabe cómo hayan traducido en la versión doblada.
Rick Flag también aparece, aunque no se hace referencia a que sea Jr., lo cual está bien, pues no era necesario hablar de la Task Force X de la guerra fría.
Viola Davis hace una gran interpretación de Amanda Waller, superando por mucho a Cynthia Addai-Robinson, quien fue la Waller de Arrow. Davis sabe actuar, y su cara de Forrest Whitaker le ayuda mucho a desarrollarse como una mujer sin escrúpulos.
Mención aparte merecen las escenas de Ben Affleck como Batman. Aunque son breves, se le da mucha importancia en este universo. Ezra Miller también aparece como The Flash en un efímero cameo. Era de esperarse que no se viera mucho de él, debido a que no se ha estrenado su película.
El ritmo de la cinta es bueno, nunca llega a cansar. Los villanos son presentados en flashback, tanto en acción como cuando fueron capturados, y no se ahonda en ellos más que de lo necesario.
La música de Steven Price cumple su propósito, pero lo que seguramente gustará a muchos es el soundtrack, pues la selección musical es la mejor que ha tenido una película de superhéroes desde Watchmen, e incluye piezas como The House of the Rising Sun, de Eric Burdon y los Animals; Simpatía por el Diablo, de los Rolling Stones; Paranoid, de Black Sabbath, y hasta la Sinfonía de las Lamentaciones, de Henryk Górecki.
Suicide Squad podrá ser odiada por los fans de Marvel, por los haters del Universo Cinematográfico de DC y por algunos puristas de los cómics, pero lo cierto es que es efectiva, y, en cierta manera llegaría a equipararse a The Avengers, aunque con mayor respeto por la propiedad pública.
Sin duda, lo mejor de DC hasta ahora, superando tanto a The Man of Steel como a Batman V. Superman.
Calificación Cine3: ***1/2
Suicide Squad
- Dirección: David Ayer.
- Guión: David Ayer.
- Producción: Atlas Entertainment (Charles Roven y Richard Suckle).
- Producción ejecutiva: Zack Snyder.
- Música: Steven Price.
- Fotografía: Roman Vasyanov.
- Edición: John Gilroy.
- Protagonistas: Will Smith, Jared Leto, Margot Robbie, Joel Kinnaman, Viola Davis, Jai Courtney, Jay Hernandez, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Ike Barinholtz, Scott Eastwood, Cara Delevingne