Superhéroes o la mala costumbre de la tragedia

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Las críticas a Iron man 3 se han dirigido a vituperar la falta de ritmo de los chistes, el engañoso trailer que prometía un Tony Stark más a lo Bruce Wayne, la imagen -aunque quepa mejor decir el simulacro- del antagonista, un Downey Jr. que ya no es tan encantador y demás minucias que nos conducen a una valoración de regular a mala de esta película. Obviamente las comparaciones con la trilogía del hombre murciélago no se han hecho esperar, en esta batalla absurda entre puristas sobre si son mejores los personajes de Marvel o DC. Que si sólo la primera de Iron man es buena, que si los argumentos de Nolan son más complejos, que si Christian Bale es más guapo que Robert Downey Jr.; esta comparación rondó en mi cabeza por varios días, hasta que un pájaro metafórico me iluminó: si es que la trilogía de Batman es mejor que la de Iron man es por el simple hecho de su destino trágico.

El poder de El caballero de la noche es un recto a los hemisferios cerebrales, se cuece aparte como una película de innegables aciertos artísticos. Sin embargo no nos hagamos: la primera es una encomiable adaptación que abre el horizonte para una segunda película donde veremos los verdaderos logros narrativos de Nolan. La tercer entrega es un fracaso monumental, inverosímil, dormida en los laureles del dilema caos-civilización el cual no se explora con la misma atingencia que en su predecesora; estamos frente otra película de acción más. Lo que sí prevaleció en ésta es el carácter trágico, denso y azotado que se ha vuelto una delicia para los espectadores y desgraciadamente para los críticos "profesionales" del cine. Tal parece que la premisa de valoración de una película es "a más carcajadas menos estrellas" o peor aún: entre menos rías un filme se acercará más a la brillantez y la excelencia. Ver a Nolan o Snyder no nos elevará el IQ ni un ápice si es que el objetivo de entrar a una sala es hacernos más inteligentes.

Iron man III con todas las deficiencias aludidas tiene la santa virtud del sentido del humor. Si se comprende dentro del entramado de la historia la escena después de los créditos, nos daremos cuenta que la cinta no es más que un chiste de dos horas. Si se prefiere la densidad e "inteligencia" del discurso, espere a ver Superman, quien no, diviértase a gusto con el filántropo, stripper, millonario y superhéroe.