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Parece ser que La Academia se puso en sincronía con el calendario y decidió que un día antes del Día Internacional de la Mujer, fuera la primera vez en la historia del festival en la que se premia a una mujer como mejor director de película.
Desde que vi venir a Barbara Streisand con el sobre lo supe. No habría otra razón para que una mujer tan estereotípica del éxito femenino entregara este premio. Y así fue. Kathryn Bigelow se volvió la estrella de la noche, recordándole a todo el mundo dos cosas: 1. las mujeres somos capaces de todo y 2. aún somos un grupo relegado.
Es irónico cómo la primera vez que una mujer logra algo es un suceso feliz y amargo. Me explico más claramente: es feliz pues de alguna manera marca un gran cambio en la historia del mundo; es amargo pues a pesar de vivir en el año 2010, donde la civilización ha hecho los más grandes avances, hay muchas batallas que las mujeres aún tenemos que librar.
¿Por qué no había ganado antes una mujer este reconocimiento?