Anne Hathaway

Rachel getting married

[rating]5[/rating]

Una tarde de puesta de sol decidí ir al cine sola. Me venía bien la soledad, así que escogí Rachel getting married por encima de otras cintas más alegres. Compré mi boleto y entré. La alfombra garigoleada del cine me dió la bienvenida. Esas espirales de colores, que se esmeran por esconder las manchas de comida caída, no pueden más que revolverme un poco el estómago. Seguí caminando y entré en la enorme sala de cine que me recibió silenciosa y oscura. Siempre me saca un suspiro entrar sola a una sala vacía, pues me recuerda que soy muy pequeñita. Tomé asiento y esperé.

Rachel getting married. Un filme nominado -y en ocasiones ganador- en varios festivales para las categorías como mejor actriz, mejor director y mejor guión. Se me antojaba para ser una película melancólica. Y lo fue. La historia de una familia que ha pasado por momentos muy crudos. Dos hermanas: una es Rachel (Rosemarie DeWitt) y otra es Kym (Anne Hathaway). Dos que se aman y se odian con todo el corazón al mismo tiempo. Historias tristes que les han pasado pero que dos niñas jamás deberían de vivir. Ellas lo único que tienen en común es su gran gana de ser diferentes a sus padres. Una con el rol de madre no solicitado, otra con el rol de la hija perpetua atrapada en sí misma. Solas, crecieron como crece una hierbita al filo de la banqueta.