La reciente noticia de que Disney había comprado Marvel Entertainment, ha generado comentarios variados. Las consecuencias de esta fusión (¿ o absorción?) puede tener repercusiones de muchos tipos, y por lo pronto, algunos adelantan que habrá que estar atento a cambios drásticos en cuanto a contenidos y técnicas de animación se refiere.
Los fans de los comics y del universo Marvel no parecen estar contentos con la noticia, ya que cualquier alteracion a la escencia de los hijos de Stan Lee , es poco menos que un sacrilegio para los verdaderos fans. Sin embargo, la ámpula que ha levantado el tema ha dejado un poco de lado una cuestión importante: ¿cómo congeniar visiones de género tan opuestas -en lo que a la idea de la mujer se refiere- que manejan ambas compañías?
Si, quizás suena algo ocioso. Pero a mí me cuesta trabajo entender - más allá del negocio por supuesto- cómo es que Disney pensará congeniar su imagen y contenidos alrededor de las princesas teniendo enfrente a las heroínas y villanas Marvel. Es un asunto que va mas allá de la apariencia: atrás de estos estereotipos están concepciones totalmente diferentes de la escencia de lo femenino.
Para empezar, está la imagen física. Marvel nos ha presentado mujeres voluptuosas y sensuales, que no temen usar la seducción como arma de ataque. Las princesas son mujeres recatadas a las cuales la belleza solo les sirve para atrapar un príncipe. Bueno, también para seducir enanos, ratoncillos, peces, cangrejos cantores y otras figuras menores. No les funciona mucho con las antagónicas: brujas malvadas que - por supuesto- les tienen envidia.