soledad

Ir al cine solo

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Ir al cine con amigos o con el novio es un plan bastante común. Sobre todo los fines de semana. Cuando llegas a la taquilla o entras a la sala de cine la gente que hay alrededor platica, juega y se ríe con sus acompañantes. Se comparten las mantequillosas palomitas que venden en la dulcería, pero no los refrescos. ¿Pero qué pasa con esas figuras oscuras y solitarias que se aparecen en el cine sin compañía?

Hay muchísimas cosas que hacemos solos, como ir al baño (aunque muchas mujeres no han podido superar esa etapa) o sentarse a leer un libro. Tener momentos dedicados a uno mismo está bien, pero entonces ¿por qué ir al cine solo es tan difícil para tantas personas?

Debo confesarme como uno de esos personajes oscuros que de vez en cuando van al cine solos. Con bastante frecuencia se me presentó la oportunidad (léase momento libre y sin compromisos) para ver una película y no tener alguien disponible para que me acompañara. Obviamente, cuando no tenía pareja era más común pero aún hoy en día hay alguna que otra ocasión que voy al cine sola. Al entrar a la sala de cine la experiencia cambia por completo, pues no vienes platicando con nadie. Más bien, es una oportunidad para observar a la gente. Durante la proyección de la película no pasa nada, pues estás muy entretenido mirándola. Son los momentos antes y después de ella que se siente uno un poco extraño de ir al cine solo. Los ojos juzgones de las chavas que vienen en bola y no dejan de verte sola. El ojo coqueto del viejito rabo verde que ya notó que vienes sola. Las señoras ya mayores que te miran con ternura y lástima porque vienes solita. Parece que todo mundo nota cuando alguen entra al cine en soledad. ¿Pero por qué es visto como algo tan raro e incluso decadente?