Tras de más de 100 años de cinematografía, la cantidad de géneros y subgéneros del mismo han crecido de manera tal, que pareciera que prácticamente cualquier gusto o preferencia tiene su representación dentro de este gran espectro. Sin embargo, existen dos de ellos que, en la actualidad, están siendo sujetos a un severo escrutinio, y que no debe de extrañarnos son dos completos opuestos: El testosterone movie, y el chick flick.
El gran punto que tienen estos dos géneros, es que están basados en estereotipos. Sin embargo, a diferencia del blaxploitation, éstas dos están dirigidas al público que se está estereotipando: El testosterone movie se basa usualmente en tramas violentas, con una gran cantidad de peleas, explosiones y autos a gran velocidad, obvio con actores viriles y fornidos. En las chick flicks, por otro lado, vemos mujeres inmersas en relaciones sentimentales complejas, al tiempo que tratan de interactuar en sus campos familiares y laborales. Teóricamente, ambas van orientadas a hombres y mujeres respectivamente, lo cual como hemos visto, no es para nada la norma.
Sin embargo, la pregunta sobre si vale la pena que éstos se conserven, o definitivamente hacerlos desaparecer, es más compleja de los que parece. Si somos precisos, si bien el esperar a priori que sea cada uno de los géneros el que vea exclusivamente cada uno de ellos es evidentemente discriminatorio, pero si hacemos a un lado esta presunción, las dos se vuelven, como cualquier otro género, en una simple clasificación. Muchas personas, sin importar su sexo, disfrutan de una sesión de violencia sin sentido, y saben cuando menos que, una película dentro de esta clasificación, es lo que les dará. Al final, todo dependerá de la manera en que lo interprete el espectador, y si lo ve como simplemente una forma de saber que esperar, no hay ningún motivo para etiquetarlos.
Por otro lado, existen ya dos nuevas tendencias: El progesterone movie y el guy-cry, pero esos tendrán su oportunidad en otro post.